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ANALISTAS

Canal de Panamá y el conflicto por US$1.600 millones

miércoles, 22 de enero de 2014
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¿De quién es la culpa: del consorcio Grupo Unido por el Canal -liderado por la empresa española Sacyr- que subestimó los costos o de la Administración del Canal de Panamá que por quererlo barato le está saliendo caro?

La ampliación del Canal de Panamá
La Administración del Canal de Panamá se embarcó en un mega proyecto de US$5.300 millones para ampliar el Canal de navegación y construir tres nuevas esclusas -obras hidráulicas que elevan o descienden los cargueros del nivel del mar al nivel de canal- para estar a la par con los nuevos estándares de la industria marítima. 

El proyecto prevé doblar la capacidad del Canal y permitir más tráfico. Para que tengan una idea el carguero más grande que puede permitir el canal es de 965 pies de largo por 106 pies de ancho. Con la nueva construcción, se puede acomodar cargueros de 1.400 pies de largo por 155 pies de ancho.  Esto representa tres veces más contenedores por carguero de lo que se puede pasar hoy. 

Más volumen y más tráfico se traduce en más dinero para la Administración del Canal.  Para una economía donde los ingresos del canal representan más de 22% de la producción nacional, más de 41% de las exportaciones, más de 28% de los ingresos fiscales y 25% del empleo en el país, la ampliación es un “win-win” para todos.  

Por ahí pasa 5% del transporte marítimo mundial. La industria de la transportación marítima mundial, especialmente en Estados Unidos, están preparándose para estos nuevos cambios. 

La controversia de los US$1.600 millones
Pero, lo que comenzó en el 2007 y supuestamente terminaría en 2014, ya se atrasó un año y posiblemente no termine hasta  2017. ¿Por qué? El Grupo Unido por el Canal, que pasó un precio de US$3.200 millones para la construcción - mil millones menos que su siguiente competidor- ahora está pidiendo US$1.600 millones para terminar la construcción. Ya amenazó con parar la obra. ¿Argumento? Sobrecostos. Problemas en los estudios geológicos conducidos por la Administración del Canal llevaron a gastar más debido al terreno mojado - lo que obliga usar otro tipo de maquinaria y dragar más profundo- y el basalto encontrado - fuente para el hormigón de la obra - no era el esperado obligando a incurrir en más costos.  

La Administración del Canal, que estimó un precio máximo de US$3.500 millones para las tres nuevas esclusas, dice que las acusaciones no tienen merito porque en ningún momento garantizaron que los materiales eran adecuados o cumplían con los requerimientos del diseño presentado por el consorcio.  Por tanto, parar la construcción sería un incumplimiento de contrato. 

Ya en 2009 había dudas sobre si el consorcio cumpliría con un precio tan bajo. Su competidor, grupo liderado por la estadounidense Bechtel y que pasó un precio de US$4.300 millones, dijo que el precio pasado por Grupo Unido por el Canal era tan bajo que no daría ni para poner el hormigón. 

El Grupo Unido por el Canal recibió la más alta calificación técnica según los peritos de la Administración del Canal. Además, el consorcio pasó el análisis financiero para afrontar la construcción. 

La historia se está apenas escribiendo. Lo que si es cierto es que ambos tienen la culpa: el consorcio Grupo Unido por el Canal por pasar un precio muy bajo y la Administración del Canal de Panamá por aceptarlo. 

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