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Basilea 3.0: ¿la medicina perfecta para todos?

martes, 26 de noviembre de 2013
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Digamos que “X” es cierto en “A, B, C y D”. ¿Puedo concluir que también es cierto en “E, F, G, etc.”? O diciéndolo de otra forma: si una aspirina funciona para el dolor de cabeza y el dolor de huesos, ¿va a servir para todos los demás dolores?

La queja sobre la medicina absolutas
Moderando un panel de cuatro personas - dos banqueros, un regulador y un investigador de regulaciones financieras- sobre el efecto de las nuevas regulaciones financieras en el cierre de la asamblea anual de FELABAN - Federación Latinoamericana de Bancos que incluye más de 600 bancos de la región-, varios mostraron su molestia sobre la medicina que los países desarrollados quieren imponer sobre la banca de la región. 

Me dijeron que esa medicina, llamada Basilea III -llamaré versión 3.0-, es para la banca de los países desarrollados porque fueron ellos los que crearon la enfermedad. La banca latinoamericana no necesita de esta medicina. Al contrario, tomarla los enfermaría. 

La nueva medicina: Basilea 3.0
Después de la crisis financiera originada en Estados Unidos -que empezó con la crisis hipotecaria 2007-2008 y término generando una crisis económica-, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea -27 países incluyendo las potencias económicas- presentaron una versión mejorada de regulaciones bancarias para ser implementada por los países miembros.   

¿Por qué “Basilea 3.0”? Con la crisis financiera se descubrió que muchos bancos estaban sin suficiente capital y liquidez para afrontar la crisis. Muchos terminaron recibiendo sendos paquetes de rescate por los gobiernos y bancos centrales. Con esta versión - la segunda se quedó corta- se intenta que esta vez no se queden desnudos cuando baje la marea ante otra crisis financiera. 

¿Cómo? Obligando que los bancos conserven más liquidez, más capital para absorber perdidas, mejorar los controles en la utilización de derivados, reforzar la transparencia y la divulgación de información de los bancos.

“Esa medicina no me toca a mí”
Para algunos críticos Basilea 3.0 no es la mejor medicina para futuras crisis financieras. Primero, permite que los bancos usen sus propios modelos de riesgo. Esto facilita que ellos calculen su necesidad de capital abriendo la puerta a hacer trampas con el sistema - sería como si los estudiantes determinaran que califica como bueno y no tan bueno dentro de la calificación global. Segundo: no ataca el problema de los bancos sistémicos - esos bancos tan grandes que si se caen se llevan a los demás y a la economía en general-.  Y tercero no soluciona el problema de la fragmentación regulatoria donde los demás países reconozcan las mismas reglas de juego.

A esta crítica se suma la de aquellos que argumentan que no todos tienen que tomar Basilea  3.0. Primero, el problema de la crisis financiera se originó en los países desarrollados y la solución es para ellos. ¿Por qué obligar a los sistemas financieros de América Latina tomar la medicina cuando mostraron resistencia durante la crisis? El nivel de transparencia y simplicidad en las operaciones del sistema financiero de la región ayudó a que no sufrieran los males de sus pares en Estados Unidos y Europa, dicen los críticos. 

Adema, tomar Basilea 3.0 crearía efectos secundarios negativos. Incrementaría los costos, limitaría el acceso a crédito a consumidores y negocios y haría que los bancos generen menos ganancias. Esto se traduce en menor valor por acción. 

El debate sigue con argumentos convincentes. Pero, mientras muchos bancos latinoamericanos dependan de capitales en Estados Unidos y Europa - en parte por el bajo nivel de ahorro y bancarización en la región- y estos se dejen llevar por las regulaciones que impone sus reguladores, “X” va a ser cierto en “A, B, C y D” como “E, F, G, etc.”.

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