Abismo fiscal: ¿catástrofe inmediata?

El llamado abismo fiscal tiene a muchos en desvelo. ¿Es preocupante? Si. ¿Es catástrofe inmediata? No.

Estos aumentos de impuestos y recortes de gastos por US$670 mil millones de dólares que se harían a finales de año si Washington no hace algo tienen a muchos preocupados.  

Los políticos en Washington echándose la culpa entre ellos. Los demócratas diciendo que si sucede el “abismo fiscal” es por culpa de los republicanos. Estos acusan a los demócratas de no ceder en sus posiciones.

Los CEO de empresas importantes han sacado una campana de internet, video, impreso y radio titulada “es tiempo de actuar” poniendo presión para que el Presidente y el Congreso actué.

El índice S&P 500, que representa cerca del 80% de todas las compañías que se comercializan en bolsa, ha perdido cerca de 5% desde la elección. El oro y el precio del bono a diez años suben a su punto más alto en tres meses. Y claro los especuladores sacando ventaja.

Los medios financieros y no financieros dedican espacios al abismo financiero, especiales y hasta relojes electrónicos indicando cuanto falta para que llegue el abismo fiscal.

Hasta el cantante Bono esta preocupado con el abismo fiscal diciendo que los recortes devastaran los programas de pobreza mundial que apoya el gobierno estadounidense.

Pero, ¿estamos tan mal como para tocar el botón de pánico? ¿Habrá Armagedón económico a partir del primero de enero del 2013?  Separemos los hechos de las preocupaciones. Es cierto que hay una preocupación real.

Este es el problema. Actualmente el déficit esta en 8% y por varios años. Este debería estar en 3%. A este nivel es insostenible a largo plazo. Si esto sigue así, para el 2020, el gobierno federal pagara un billón de dólares anuales solo en intereses de la deuda. A esto le sumas gastos obligatorios como seguridad social, seguro de salud público, gastos de defensa solo quedaría 16% para cubrir seguridad, educación, justicia y la lista sigue.

El problema es el endeudamiento. Gasta más e ingresa menos. A esto súmale el creciente gasto obligatorio para cubrir más personas mayores con menos aportaciones de las nuevas generaciones. Los estudiosos lo vienen diciendo. Y el problema es mejor atacarlo ya que esperar a más tarde. ¿Cómo? Todos tienen que hacer ajustes. Cortando gastos y aumentando los ingresos.

Los políticos de ambos partidos lo saben. El problema es que las soluciones que traen y la urgencia de la solución es lo que los tiene divididos.

Son ellos mismos, tanto demócratas como republicanos, los que se pusieron  una fecha límite para el recorte de gastos y el aumento de impuestos. En el 2010 extendieron el recorte de impuestos hasta  el 31 de diciembre del 2012. Son ellos mismos los que aceptaron un recorte automático el 1 de enero del 2013. Y son ellos mismos los que alimentan esta urgencia para lograr que su posición gane o no pierda terreno.

Y no olvidemos que los políticos representan los intereses de muchos y cabildean para su beneficio: negocios, inversionistas, Wall Street, sindicatos, grupos de la tercera edad, que si grupos sociales que defienden a los que menos ganan, que si las organizaciones sin fines de lucro, municipalidades y la lista sigue. Cada uno busca no perder beneficios y recuperar otros. Este sea por intereses particulares o en defensa de una creencia. Y esa presión la llevan a los políticos, los medios y los mercados.

¿Donde termina todo esto? Los que estudian estos temas dicen que los partidos y partidarios llegarán a un punto donde ambos estómagos toleraran los recortes y la subida de impuestos. Es lo más prudente. Pero, y ¿si no? Si suben los impuestos y se recortan gastos en un momento de débil recuperación, posiblemente tendremos recesión y una subida en el desempleo.

Caeríamos al precipicio, pero no se asuma que podemos subirlo de nuevo porque los recortes y subidas de impuestos se hacen durante el año y los políticos pueden trabajar para buscar una solución.

¿Es preocupante? Si. Pero, no es una catástrofe inmediata.

Toma nota.