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En primer lugar, debo resaltar que por mis venas corren genes de emprendimiento. Mi abuelo fue un emprendedor innato en una época en la que probablemente ni siquiera sabía lo que significaba esa palabra, y teniendo en cuenta que su primer trabajo remunerado fue fabricando colchones de manera artesanal, decidió emigrar a Venezuela, para fundar una de las primeras colchonerías del país.
De esta manera, aquí viene mi primera verdad, el emprendedor se hace, pero si no se lleva en la sangre, nunca se tendrá la ambición para empezar. Ya han pasado más de 75 años desde que mi abuelo fundó su primera y única gran empresa, y yo, desde los 19 años, decidí seguir sus pasos, al regresar a España y graduarme de administrador de empresas, experiencia que aportó gran valor a mi camino emprendedor.
La segunda verdad consiste en no dejar de estudiar. El conocimiento es lo único que nadie nos puede quitar, la mejor universidad es la vida, pero si no se tienen bases teóricas sólidas, la intuición no podrá hacerlo todo.
En efecto, fue mientras estudiaba administración de empresas que decidí lanzarme con mi primer emprendimiento, un e-commerce de alquiler de bolsos de lujo y marcas de diseñador, financiado por mis padres y que rápidamente se convirtió en mi primer fracaso.
Para emprender hay que arriesgarse, si quieren conseguir el éxito deben lanzarse y fracasar. El fracaso no debe tener una connotación negativa, puesto que es aprendizaje, fortalecimiento y experiencia, he aquí mi tercera verdad.
Tal vez, en mi primera experiencia me hizo falta entender el entorno y prepararme para afrontar los nuevos retos. Fue por esto que decidí regresar a Venezuela a trabajar en la empresa familiar, aquella fundada por mi abuelo y que a pesar de haber sobrevivido a dos generaciones, parecía tambalearse con la tercera. Seis años más de “escuela” ayudaron a fortalecer el intelecto.
Verdad 4: Trabajar para otros es un atajo que nos permite encontrar la madurez y seguridad para emprender con éxito. Absorban como esponjas las mejores prácticas, perfecciónenlas y aplíquenlas en su negocio. Todos estos años de conocimiento y reconocimiento me permitieron reconfirmar lo inevitable: mi pasión era emprender.
Un emprendedor debe ser apasionado. La pasión es lo único que nos permitirá salir de nuestra zona de confort, evolucionar y lograr hitos extraordinarios. Si no se sienten felices y motivados con lo que hacen, por más cómodos que estén, cambien de rutina (Verdad no. 5).
Es por todo lo anterior que llegué a Colombia, teniendo en cuenta el conocimiento de la industria que ya conocía, la del descanso, y agregando mis dos pasiones: el e-commerce y la innovación. Así nació Colchones REM, la primera marca en Latinoamérica que se comercializaba únicamente por internet. Pero, como buen emprendedor empedernido, evalué nuevamente al detalle cada aspecto tecnológico del diseño del colchón, cada etapa de la cadena de comercialización y cada feed back de nuestros clientes durante dos años, para crear algo nuevo y totalmente revolucionario. Y fue así, probando, validando y perfeccionando, como nació BOXI (www.boxisleep.com), un colchón Premium diseñado con materiales de última generación, entregado en menos de 2 horas y que gracias a nuestro modelo de negocios, cuesta la tercera parte que las alternativas similares.
Finalmente, quisiera resaltarles que el mejor momento para cambiar es cuando se tiene éxito. No esperen a que las cosas vayan mal para “ponerse las pilas”; anticípense y arriésguense a hacer cambios cuando parece que todo va bien.
Santiago Varenkow
CEO de Boxi
