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La Comisión Europea se enfrentó ayer con el Fondo Monetario Internacional en relación a la gestión del primer rescate financiero a Grecia, que según el FMI supuso un obstáculo adicional para los contribuyentes europeos por haber dejado que Atenas retrasara la reestructuración de su deuda.
La Comisión, junto con el FMI y el Banco Central Europeo, forma la denominada “troika” que preparó los planes de rescate realizados en Grecia, Irlanda, Portugal, España y Chipre en los tres años desde que comenzó la crisis de deuda soberana de la zona euro.
El FMI dijo que se podrían haber llevado mejor algunos aspectos del primer paquete de rescate para Atenas, comenzando por una reestructuración de la deuda griega en manos privadas ya en 2010.
“Creo que estaríamos de acuerdo en que algunas cosas se podían haber hecho de forma diferente”, dijo el portavoz del FMI Gerry Rice a periodistas en Washington. “Y creo que estaríamos de acuerdo con nuestros socios europeos en que hemos aprendido y nos hemos adaptado”, dijo.
La Comisión Europea dijo que el primer rescate, de €110.000 millones, se realizó en circunstancias muy difíciles y subrayó que tenía una opinión muy diferente de la del FMI sobre la viabilidad de una reestructuración temprana de la deuda griega.
“El informe (del FMI) argumenta que una reestructuración directa en 2010 habría sido deseable. No estamos de acuerdo”, dijo el portavoz de la Comisión, Simon O’Connor.
Grecia refinanció su deuda con inversores privados sólo en 2012, imponiendo pérdidas de más de 70% a los inversores después de que la recesión del país se alargara y profundizara más de lo esperado y de que las reformas económicas en el país se retrasaran.
“Una reestructuración directa habría sido mejor para Grecia, aunque eso no era aceptable para los socios del euro”, dijo el FMI.
El organismo añadió que el retraso solo permitió a los inversores privados vender sus bonos griegos y pasar la carga a los gobiernos de la zona euro y a sus contribuyentes, que ahora son los mayores acreedores de Grecia.
"Países expuestos a mercados de materias primas con elasticidades relativamente bajas, en especial los metales, podrían requerir colchones fiscales y espacio en su política monetaria", sostuvo el informe.
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