Italia y España tendrán que ser rescatadas

Europa sigue figurando como un continente en el que cada gobierno sortea con los intereses y necesidades de los demás actores regionales la manera de tomar sus decisiones políticas. Ahora se evidencia un particular comportamiento entre los líderes de gobierno de Italia y España, pues aunque ambas economías han previsto la necesidad de acudir a medidas de rescate por parte del Banco Central Europeo (BCE), ninguno de los encargados de dicha solicitud se atreve a lanzarse por la petición.

Juntos, Mario Monti y Mariano Rajoy, han expresado que por lo pronto se quedarán sin acudir por el rescate que ofrece la institucionalidad europea, pues de hacerlo, sería abrir la puerta a la inminente certificación de su debilidad económica. Por el contrario se mantienen inamovibles en los planes y programas que gradualmente han venido desarrollando para mantener un gasto público razonable y acorde con la situación actual de sus naciones.

El caso de España sigue siendo crítico. Se mezclan en él varios indicadores que prolongan la angustia generada a partir de los momentos difíciles de 2008 y 2009. Hoy el país se mueve con un desempleo del 25,1%, analizado cuidadosamente en los estudios que realiza la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) en el país. La calidad del trabajo ha caído notablemente, y se combina con una generalizada ausencia de puestos de trabajo en los grandes sectores, incluidos los relacionados con los servicios. Además de lo anterior, es importante mencionar que con el retorno de miles de inmigrantes a sus lugares de origen también hay una profunda disminución de la población en edad de trabajar.

La inflación también aparece en ascenso. Los mismos estudios de la Funcas indican que en gran medida el aumento en los precios de los medicamentos y el incremento al impuesto al valor agregado (IVA), han motivado que el IPC se mueva marcadamente hacia arriba, generando mayores temores que los vividos en 2011. Igualmente el indicador que mide la reactivación en la construcción es altamente irregular y la variación de crecimiento del producto interno bruto ha sido negativa para todo el año, a pesar de que doce meses atrás había estado por encima de cero (0). Los tres primeros trimestres del año en curso reflejaron cifras negativas y no hay un buen augurio para el último.

Todo se conjuga para crear un ambiente en el que pareciera que el rescate es la única opción. El consumo en los hogares es negativo, igual que el índice de producción industrial y los indicadores de actividad general. Las gráficas del estudio que se cita en este análisis están todas por debajo de cero; hecho que en lugar de tranquilizar, genera desasosiego.

Pero Italia no está muy lejos de esta realidad. Como se hizo público a principios de 2012, el país liderado por Mario Monti terminó el año anterior con un crecimiento del PIB de apenas 0,5%, dado que la economía nacional se contrajo profundamente por dos trimestres continuos, generando lo que técnicamente se conoce como recesión.

Para 2012, de acuerdo con las estadísticas ofrecidas por el mismo estudio de Funcas, en su capítulo internacional, el último dato acumulado sobre su PIB le sitúa en -2,6%, aunque se tiene una previsión de decrecimiento del -1,4% para el acumulado del presente año. También la demanda interna aparece negativa, junto con una producción industrial de -5,2% anual. A diferencia de España, los italianos sólo tienen que lidiar con un desempleo del 10,7%, pero su deuda pública es superior al 100% de su PIB, cosa que no ocurre con el país ibérico.

Italia debe el 120,7% (2011) de su PIB; España el 69,3% (2011). Como sea que se analicen todas estas cifras que se exponen hasta acá, reflejan una realidad que los gobiernos de ambas naciones están queriendo ocultar. El camino hacia la petición del rescate está más cerca de lo que ellos mismos reconocen. Cada uno hace tiempo para que sea el otro el que tome la decisión y así favorecer momentáneamente su posición en el continente. Sin embargo, al final, es muy claro que ambas economías van a necesitar del respaldo del BCE. Quizá no sea a manera de rescate directamente, pero una reactivación en el flujo de capital es necesaria, tanto para Roma como para Madrid.