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El hombre, que figuraba en los registros de los servicios de inteligencia suecos como una figura marginal sin lazos claros con grupos extremistas, es el sospechoso de haber atropellado el viernes a peatones en una colmada calle comercial de la capital e incrustarse finalmente en un local.
"Nada apunta a que tengamos a la persona equivocada, al contrario, las sospechas se han fortalecido a medida que ha avanzado la investigación", dijo el jefe de la Policía Nacional, Dan Eliasson, en una conferencia de prensa.
El sospechoso, que fue arrestado el viernes por la noche bajo cargos de terrorismo, aparentemente habría actuado solo, aunque "todavía no podemos descartar que más personas estén involucradas", agregó Eliasson.
El abogado designado por la Justicia Johan Eriksson dijo a Reuters que se había reunido con el acusado el sábado, pero se negó a dar detalles de su cliente. La policía no brindó su identidad, pero dijo que provenía de Uzbekistán y que figuraba en registros de inteligencia previos.
"Recibimos (reportes de) inteligencia el año pasado, pero no vimos ninguna relación con círculos extremistas", dijo el jefe de la policía de seguridad, Anders Thornberg.
Eliasson mencionó "claras similitudes" con el ataque del mes pasado en Londres en el que murieron seis personas, incluido el atacante que condujo un auto alquilado hasta embestir a peatones en un puente en las cercanías del famoso Big Ben de la capital británica. El año pasado también se usaron vehículos como armas en atentados en Niza y Berlín que se adjudicó Estado Islámico.
Nadie se ha responsabilizado hasta el momento del ataque en Suecia, que hasta el momento había permanecido inmune a grandes atentados. Autoridades de Estocolmo, donde las banderas flameaban a media asta en edificios como el Parlamento y el Palacio Real, dijeron que 10 personas todavía estaban internadas tras el ataque, dos de ellas en terapia intensiva.
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