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Según se desprende de las estadísticas del Banco Central Europeo (BCE), el sector bancario español cerró más de 5.000 oficinas entre 2007 y 2011, lo que representa una reducción de casi el 12%, porcentaje que triplica al registrado en la eurozona. En concreto, los países de la moneda única concluyeron 2011 con un total de 176.722 oficinas bancarias, un 3,7% menos que en 2007.
El adelgazamiento de las redes comerciales ha sido muy desigual en los principales mercados de la región. Mientras que en Alemania han cerrado sus puertas algo más de 1.900 sucursales durante la crisis (un 4,8% menos), en Francia la reducción apenas ha sido del 2,1%, y en Italia, lejos de menguar, el número de oficinas se ha visto incrementado en tres centenares.
En su caso, la diferencia respecto a España estriba, esencialmente, en que el sistema financiero transalpino no ha sufrido los efectos de un boom inmobiliario y, sobre todo, que la reconversión de sus cajas de ahorros se afrontó años atrás, propiciando un significativo proceso de concentración del sector (a finales de los años noventa llegó a haber más de 80 de estas entidades en Italia).
El país más poblado de sucursales
Pese al esfuerzo realizado por España para ajustar sus redes financieras a la nueva y difícil realidad económica, tendencia que ha proseguido en los primeros meses este año (al cierre de junio, el número de oficinas se situaba en 39.521 frente a las 40.103 de diciembre de 2011), lo cierto es que nuestro país sigue siendo con diferencia el más poblado de sucursales de toda Europa.
El país supera en varios miles de oficinas a países como Alemania (37.853 oficinas bancarias al cierre del año pasado frente a las 40.103 españolas), Francia (38.323), e Italia (33.561) y casi cuadruplicamos a Reino Unido, que en 2010 (último dato disponible) contaba con poco más de 11.600 sucursales.
España está haciendo, sin duda, sus deberes, pero la densidad de su tejido financiero sigue siendo muy elevada. Y es que una de cada cinco oficinas bancarias que existen en la zona euro está ubicada en suelo español. Una proporción que el reventón de la burbuja inmobiliaria, el paro y el desplome del consumo.
Aún lejos de la meta
España ha recorrido, sin duda, un largo y doloroso trecho en el camino hacia el saneamiento y racionalización de su sector financiero, pero aún dista de haber llegado a su meta, que no es otra que la de conseguir una banca sana, recapitalizada y bien dimensionada capaz de volver a irrigar con crédito la malherida economía española.
Hay estudios, como el que realizó en primavera el Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), que cifran el exceso de sucursales en un 35% de la red, y que afirman que hasta 2014 el sector tendrá que reducir hasta 41.000 empleos. Y esto sin contar que Bruselas impondrá más recortes a las cuatro entidades nacionalizadas.
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