La resiliencia en el año en que todo cambió

Un año y medio después de que llegara, oficialmente, el covid-19 en Colombia ya suena cliché decir que jamás pensamos que nos íbamos a tener que enfrentar a una pandemia que alteró por completo nuestro día a día. De un momento a otro, la noche de un viernes, el presidente Iván Duque anunció que el país iba a entrar a una cuarentena estricta durante al menos cinco semanas para controlar el avance del virus y darle tiempo al sistema de salud para prepararse ante contagios masivos. La cuarentena, una palabra que solo escuchábamos en las películas de corte apocalíptico, se convirtió en parte del lenguaje diario y, entre restricciones y medidas de desinfección, la vida cambió.

La economía vivió su peor crisis en la historia reciente, el desempleo bordeó 20% y las empresas tuvieron que enfrentarse a un panorama que, quizás, ni en sus peores escenarios imaginaron. Sin embargo, como enseñan en los cursos de liderazgo, toda crisis también es una oportunidad, y el sector privado colombiano logró demostrar porqué es una de las bases del tejido social del país. No solo porque las grandes compañías hicieron lo posible por evitar despidos masivos, sino porque lograron demostrar resiliencia, pues adaptaron sus operaciones a un nuevo mundo y evitaron que la crisis fuera aún peor.

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Los resultados presentados este mes por la Superintendencia de Sociedades, y que recopilamos en estas páginas, son una muestra del golpe del covid-19, pero también un ejemplo de resistencia ante la peor crisis. Las 1.000 compañías más grandes de Colombia vendieron en conjunto $697 billones, que aunque es 7,6% menos de los que reportaron en 2019, equivalen a 70% del PIB. Las ganancias, porque las hubo, alcanzadas durante el año pasado fueron $45 billones y representaron una quinta parte del PIB. Para cada uno de los colombianos, por ejemplo, debe ser un orgullo que compañías como Ecopetrol tengan ingresos por $50 billones en un año en que el petróleo llegó a registrar números negativos en sus precios.

No se puede desconocer que, además del empuje de los empresarios, las ayudas del Gobierno Nacional como el Programa de Apoyo al Empleo Formal sirvieron para proteger al tejido empresarial. No obstante, el gran lunar fueron los auxilios a los micronegocios, pues desaparecieron 509.370 de estas unidades económicas, lo que refleja la falta de apoyo a la que se enfrentaron.

La resiliencia que mostró el sector privado en 2020 es el mejor punto de partida para comenzar la reactivación este año. No hay mejor fórmula para combatir la pobreza que el crecimiento económico y las empresas son el mejor aliado para impulsarlo. Alejados de los discursos que han calado en sectores de la población, con un tono anti-empresa, es momento de reconocer el papel que han jugado y que jugarán en la recuperación del país.