Sin agua y sin gas: ¿la lección quedó aprendida?

Esa ciudad es Manizales, que por estos días, a finales de octubre y mediados de noviembre de 2011, estaba en la picota pública porque sus 400.000 habitantes de repente tuvieron que volver a cargar agua en baldes y a muchos otros les tocó recordar qué es cocinar con leña. Las emergencias atadas al invierno (avalancha y derrumbe), ocurridas en el acueducto y en el gasoducto, que tuvieron como común denominador tubos rotos, dejó por varios días sin estos servicios a los manizaleños y ocasionó pérdidas significativas en sectores como el turismo y el comercio.

Pero, más que el invierno, en medio de las emergencias emergió otro común denominador: la latente debilidad de los planes de prevención y previsión, ante contingencias invernales de las firmas que ofrecen estos servicios. Manizales, por ejemplo, estaba siendo surtida de agua potable con una planta (la Luis Prieto que fue la afectada por la avalancha), porque la otra (Niza) estaba por fuera del sistema. Es decir, no había plan B.

Un año después ¿que quedó de esa experiencia? Tras las emergencias Aguas de Manizales y Transgas de Occidente, firmas responsables de los servicios, empezaron a hacer inversión en mantenimiento, mitigar riesgo, prevenir y blindar la infraestructura. Entre ambas firmas las inversiones se acercan a los $70.000 millones.

Pero ¿Por qué no las hicieron antes? El gerente de operaciones y mantenimiento de Transgas, Alejandro Villegas, señala, que han adaptado el plan de mantenimiento y operaciones a las condiciones de mayor lluvia que en su concepto es una situación nueva. 'Nadie tenía previsto que fuera a llover tanto. La inversión este año supera los $35.000 millones en obras de geotecnia y atender puntos críticos. Pasamos el patrullaje en el trayecto del gasoducto (Mariquita-Cali) de 2 veces al año a 2 veces a la semana para detectar anticipadamente problemas', sostuvo.

El gerente de Aguas de Manizales, Juan David Arango, indica que se están haciendo inversiones por más de $28.000 millones en un plan blindaje del sistema que incluye aumentar la capacidad de producción de la planta Niza, obras de mitigación en la Luis Prieto, cruces subfluviales, sitios de vigilancia, expansión de redes y en levantar la tubería que está cerca al lecho de ríos.

Tanto Villegas como Arango admiten que las acciones reducen el riesgo, pero sigue habiendo vulnerabilidad, entre otras porque los sistemas hoy no tienen redundancia. En palabras simples de llegar en el corto tiempo un invierno severo, los días de sin agua y sin gas, podrían repetirse. 'En el caso del acueducto, el riesgo se reduce pero no está en niveles tolerables y llegar allí puede demorar, con otras inversiones que se deben hacer, 5 o 10 años', dijo Arango. En el caso del gasoducto, Villegas destacó que hay un borrador de una resolución, la 054, que busca motivar inversiones en proyectos encaminados a mejorar la confiabilidad del sistema. Pero sobre esto falta aún mucho por discutir.

Lo cierto, es que todo se ha hecho luego de las emergencias aún sabiendo que venían fuertes inviernos. El profesor de la Universidad Nacional sede Manizales, Gonzalo Duque-Escobar, señala que es evidente la falta de políticas públicas ambientales para enfrentar la problemática del calentamiento global.

'Se ha considerado un fenómeno a futuro y no una circunstancia que ya nos envolvió. Por ello no se han incorporado en las administraciones nuevos parámetros para el fortalecimiento de los sistemas vulnerables', dijo. En el caso de los servicios público, agregó, las medidas de previsión y prevención de largo aliento no son claras y lo que se está haciendo son acciones para mitigar riesgos con un enfoque de corto plazo. 'Hoy la probabilidad de falla futura raya con la certeza', sostuvo.

Las opiniones

Gonzalo Duque-Escobar
Profesor Universidad Nacional sede Manizales
“Las políticas públicas no han incorporado nuevos parámetros de diseño para fartalecer los sistemas vulnerables a eventos geodinámicos”.

Maryluz Mejía
Presidenta ejecutiva de Acodal
“Se requieren acciones que deben comenzar por lo coyuntural hasta llegar a modelos estructurales que atiendan el cambio climático”.