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El año pasado se destinaron apenas US$1.500 millones para dicho tema, una cifra que venía de un decrecimiento sostenido de 76% desde 2014, cuando se invirtieron US$6.370 millones. La proyección para este año es que la cifra llegará a oscilar entre US$3.070 millones y US$3.370 millones.
Aunque sigue siendo una suma inferior a la presentada en los años anteriores, de acuerdo con la ACP este valor sería suficiente para iniciar la perforación de entre 600 a 700 pozos de desarrollo que, igualmente, permitirán mantener la producción de entre 890.000 y 910.000 barriles promedio diarios.
No obstante, cerca de 30% del total de los ingresos por exportaciones del país en 2016 correspondieron a los que dejaron la industria de los hidrocarburos, por lo que teniendo en cuenta la dependencia que tiene el país a la venta del crudo para engrosar sus cuentas, este podría no ser una muy buena señal.
En 2015, cuando la crisis petrolera inició aunque sin dejar tantos daños con lo hizo en el año siguiente, el PIB nacional presentó una variación positiva de 3,1%. Para esta época, los US$14.120 millones que entraron por exportaciones del crudo y sus derivados fueron casi 40% del total de los ingresos.
Por el contrario, en 2016, cuando los precios se estabilizaron en el rango de los US$40 por barril, dichos pagos descendieron a US$10.092 millones y la principal empresa colombiana, Ecopetrol, tuvo que presentar un plan de ahorro agresivo para poder estabilizar la caja. Para ese mismo año, las proyecciones oficiales de crecimiento se presentaron por debajo de 2,5%.
“Los recursos provenientes de este sector, que le aporta el 70% de sus ingresos a la Nación, son clave para impulsar las políticas sociales y de desarrollo del Gobierno, lo que permite mantener una economía dinámica y el país en una senda de crecimiento”, le dijo a LR el presidente ejecutivo de la ACP, Francisco Lloreda.
No obstante, para algunos analistas no es difícil darse cuenta de que sostener la producción no es garantía de que el golpe será menos fuerte para el PIB local. De hecho, según el director del Centro de Investigaciones Económicas (CIE) de la Escuela de Ingenieros Julio Garavito, Eduardo Sarmiento, la incertidumbre del sector, sumado a otros factores, pronostican un crecimiento por debajo de 2% lo cual no es favorable para la economía.
“El precio del petróleo está en US$50 y no se ve que mejorará. El déficit de cuenta corriente sigue y con eso viene el desequilibrio de la balanza de pagos que no se ha corregido. La devaluación y las alzas de tasa acentuaron impacto sobre la actividad productiva y eso no se va a corregir este año, por lo que el crecimiento seguirá en torno de 1,8%”, dijo.
Por ello, mientras la labor de entidades como ProColombia no cause el efecto de la diversificación de la cartera exportadora del país, la confianza de crecimiento seguirá por el suelo.
La opinión
Francisco Lloreda Mera
Presidente ejecutivo de la ACP
“Cuando el sector se contrae vemos un menor desempeño en el crecimiento del país y un impacto innegable en las cuentas fiscales de la Nación”.
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