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Ryan Cooper, exalumno del Nobel Joshua Angrist, dice que los economistas deben ser más humildes, escuchar más a la gente y comunicar mejor sus ideas a la sociedad
“¿Por qué la teoría económica es una disciplina tan difícil?”, se preguntaba el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, en “Vendiendo Prosperidad”, un libro publicado a mediados de la década de los 90. Su respuesta: en parte, porque no se puede meter en una caja para realizar experimentos controlados y porque se ocupa de los seres humanos que no se comportan de manera sencilla y mecánica.
Pero, ¿podrían los últimos trabajos de economistas galardonados con el Nobel (enfocados en los experimentos controlados y los naturales) crear una especie de revolución en las ciencias sociales y ayudar a mejorar las políticas públicas?
Ryan Cooper, un economista chileno exalumno de Joshua Angrist, galardonado con el Nobel de Economía este año, cree que sí y en esta entrevista con LR explica las razones.
Coordinador de Política Experimental de la Dirección de Presupuestos de Chile, Cooper es Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile y actualmente cursa un Máster Administración Pública en la Universidad de Harvard.
¿Qué tan aplicables a nuestros países son las investigaciones de los últimos Premio Nobel de Economía?
La mayoría de las investigaciones que han realizado los economistas ganadores del Premio Nobel de Economía 2019 y 2021 y otros colegas, son muy aplicables a la realidad de Latinoamérica y, en particular, a Colombia puesto que los aprendizajes tienen relación a conceptos y teorías generales de la economía y su aplicación a políticas públicas, más que a la evidencia de la intervención específica sujeto a experimentación.
Por ejemplo, con el estudio famoso de Card y Krueger 1994 sobre salario mínimo en Estados Unidos más que quedarnos con la magnitud exacta medida del efecto en empleo de subir el salario mínimo en Pensilvania, lo que es realmente importante de retener es que no es obvio que subir el salario mínimo siempre va a aumentar el desempleo.
Este aprendizaje además de tener consecuencias muy potentes para la implementación de políticas salariales en general, lo tiene para diferentes países ya que los mecanismos que explican el fenómeno aprendido (en este caso la existencia de monopsonios) no varían de país en país.
Lo anterior se ha evidenciado con estudios de otros investigadores que han obtenido los mismos resultados en diferentes países y contexto. El artículo de Neilson et.al. 2013, por ejemplo, estudia el efecto que el tratamiento neonatológico en recién nacidos con bajo peso tiene en el capital humano de esas personas una década después y encuentra exactamente el mismo resultado (un impacto positivo y estadísticamente significativo) en Chile y Noruega.
¿Por qué considera que estamos frente a una revolución que ayudará a mejorar las políticas públicas y la innovación social?
Las políticas públicas se basan en ideas, intuiciones, ideologías, recursos disponibles, entre otros ingredientes, pero no se nutren de evidencia científica. Las políticas públicas actuales se parecen a la medicina medieval.
Sin embargo, gracias al inicio del uso de experimentos naturales y controlados en las ciencias sociales, gradualmente empezamos a generar evidencia científica que puede nutrir la toma de decisiones presupuestarias y de tecnología política, lo cual debiera permitir tener políticas cada vez mejores y más eficientes.
Tal como la experimentación revolucionó a la medicina permitiendo mejorar la calidad de miles de millones de personas, lo mismo empieza a ocurrir en la economía y las ciencias sociales. Es una revolución dado el auge que empieza a tomar la experimentación hoy y por la proyección que podemos hacer de mejora en el bienestar para la humanidad en lo que viene.
¿Cuál es su postura frente a temas como el salario mínimo o los subsidios, a la luz de sus investigaciones y de los trabajos galardonados con el Nobel de Economía?
Mi sensación es que estamos recién empezando el camino. Si hay algo que en el presente sabemos es que hay mucho por aprender y que no es obvio que existan panaceas ni recetas mágicas como, por ejemplo, decir que si fijas un salario mínimo tendrás desempleo. Estudios como el de Card y Krueger 1994 han mostrado que no siempre es obvio que dicha afirmación sea cierta.
¿Es injusto decir que los economistas viven en una torre de marfil alejados de la realidad?
Es injusto catalogar así a los economistas que como los ganadores del Nobel en 2019 y 2021, justamente lo que hacen es un esfuerzo por acercarse a los problemas que aquejan a la gente. Hoy más que nunca, existen economistas y científicos de otras disciplinas dedicando mucha energía y recursos a buscar soluciones a las necesidades de millones de personas día a día.
¿Qué deben hacer los economistas para contribuir a la ejecución de mejores políticas públicas?
Debemos ser humildes, escuchar más a la gente para entender cómo transmitir mejor las ideas. También es necesario trabajar con expertos de otras disciplinas. En particular, debemos asociarnos con periodistas que nos ayuden a traducir la información desde un lenguaje técnico a uno común, que facilite el aprendizaje de todos y en especial que nutra efectivamente las decisiones de políticos en el mundo de manera de permitir mejorar las vidas de muchas personas.
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