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ECONOMÍA

“Comisión tributaria busca un esquema más equitativo y competitivo”

jueves, 26 de marzo de 2015
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Mario Chaves Restrepo

“En cuanto a la comisión de expertos –que actualmente estudia nuestro sistema tributario con el apoyo de la Ocde y el Fmi–, podemos anticipar que, al tiempo que se pretende tener un esquema más equitativo, se buscará incentivar la competitividad. Tenemos claro que no podemos generar impuestos que desestimulen la inversión, y en ese sentido se avanzará cuando sea el momento”, indicó Santos.

Al iniciar su discurso, hablando del tema posicionado actualmente en la agenda, el de la reforma a la rama judicial, resultado de la crisis en la Corte Constitucional, el presidente aseguró que los buenos resultados presentados por la economía colombiana se deben en gran parte a la solidez de las instituciones.

En ese sentido, Santos expresó que “a veces las instituciones fallan y entonces hay que corregirlas y mejorarlas, jamás destruirlas, y eso es, precisamente, lo que estamos haciendo y vamos a hacer en el caso de nuestra justicia”.

Adicionalmente, el jefe de Estado destacó las buenas perspectivas de la economía colombiana y la confianza que despierta en los inversionistas, citando un estudio de PwC que la ubica entre las 30 mayores economías del mundo para 2050. Además, Santos explicó lo más importante del crecimiento económico que está experimentando el país es que permite generar empleo y reducir la pobreza.

“Hoy somos el país de la región que más puestos de trabajo está creando, como proporción de la población económicamente activa”, dijo el Mandatario y agregó que “en un periodo de 5 años –entre 2009 y 2014– la pobreza ha bajado casi 12 puntos, lo que significa 4 millones 400.000 colombianos que la han superado”.

También, el Presidente de la República dijo que la crisis económica que afronta el país a causa de la caída en los precios del petróleo debe ser entendida por los empresarios de sectores como el agro, la industria o el turismo como una oportunidad para abrir mercados y consolidarse en el extranjero.

“La actual coyuntura nos obliga –querámoslo o no– a diversificarnos por nuestro bien. Por eso este año es el momento de la industria, es el momento del agro, es el momento del turismo. Por años sobrellevamos la situación de un peso sobrevaluado que perjudicaba nuestras exportaciones y nuestra industria. Hoy, con el dólar por encima de los 2.500 pesos, la situación se ha reversado y es el momento de aprovechar, cuando los productos nacionales pueden competir muy bien contra las importaciones. A esto se suma la recuperación de la economía estadounidense, que sigue siendo nuestro principal mercado”. 

Al referirse a Jenaro Pérez, Empresario del Año LR, Santos destacó el pundonor del antioqueño. “El doctor Pérez, médico zootecnista y veterinario, es el modelo de lo que el emprendimiento, la constancia y la fe en la gente pueden lograr”, indicó.

Tras referirse a Pérez, el presidente de la República aprovechó para recordar a Nicanor Restrepo, y hasta pidió un minuto de silencio por el fallecido empresario antioqueño.

Finalmente, luego de hablar de Nicanor Restrepo, el presidente Santos invitó a todos los empresarios a  que se sumen al proceso de paz, y destacó los beneficios que traerá la firma del acuerdo a la economía colombiana.

Discurso completo del presidente Santos

"Tal vez algunos de ustedes escucharon anoche la alocución que dirigí a los colombianos sobre la necesidad de fortalecer nuestras instituciones, y de cambiar y mejorar algunos aspectos de nuestra administración de justicia.

En esa alocución dije algo que quiero reiterar en este evento de exaltación de logros empresariales que convoca La República.

Si Colombia presenta hoy resultados positivos y muy destacables en crecimiento económico, en reducción de pobreza, en generación de empleo y en construcción de confianza es porque tenemos unas instituciones que funcionan dentro de un sistema democrático que, no por nada, es el más antiguo de América Latina.

A veces las instituciones fallan –por las personas que las componen o por sus propios procedimientos– y entonces hay que corregirlas y mejorarlas –jamás destruirlas– y eso es, precisamente, lo que estamos haciendo y vamos a hacer en el caso de nuestra justicia.

Pero les hablaba de los buenos resultados que debemos a nuestro sistema institucional sólido... ¿Y cuáles son estos?

El primer resultado es el crecimiento.

Como se supo la semana pasada, la economía colombiana creció en 2014 un 4,6 por ciento, lo que nos ubica como la economía que más creció dentro de las mayores de América Latina, y como la séptima economía que más creció a nivel mundial, entre el conjunto de países que sigue la revista The Economist.

Sectores como la construcción, los servicios personales y financieros, el turismo, el comercio, el transporte y las comunicaciones fueron los que más jalonaron este crecimiento.

Este año los pronósticos hablan de un crecimiento entre el 3,5 por ciento y el 4,2 por ciento, que es la estimación del Gobierno, en cualquier caso muy por encima de lo que se espera como crecimiento promedio de la región.

El segundo resultado es el empleo.

El año pasado tuvimos la tasa de desempleo más baja en por lo menos dos décadas, y seguimos disminuyendo este índice mes tras mes.

Hemos creado más de 2 millones y medio de empleos en los primeros 4 años de gobierno –que, por cierto, fue mi promesa en la primera campaña– y hoy estamos proyectando la creación, este año 2015, de al menos 700 mil nuevos empleos: dignos y sin palancas.

Hoy somos el país de la región que más puestos de trabajo está creando, como proporción de la población económicamente activa.

El tercer resultado es la disminución de la pobreza.

Ayer conocimos los datos de pobreza en el 2014 y muestran un avance realmente extraordinario en nuestra lucha –yo diría nuestra obsesión– por lograr una sociedad más justa y con mayor equidad.

En un periodo de 5 años –entre 2009 y 2014– la pobreza ha bajado casi 12 puntos, lo que significa 4 millones 400 mil colombianos que la han superado.

En cuanto a la pobreza extrema, más de 2  millones y medio de compatriotas salieron de esa condición, un paso más en nuestro propósito de erradicar la pobreza extrema para el año 2025.

Estos son los datos que más nos alientan, pues el crecimiento –lo tengo muy claro– no es útil en sí mismo.

El crecimiento es benéfico solamente si se refleja en una mejor condición de vida de los más pobres y los más vulnerables.

El crecimiento es saludable cuando se traduce en la expansión y el fortalecimiento de la clase media y, por consiguiente, en el aumento de la demanda interna como motor de la economía.

El cuarto resultado es la confianza.

El manejo responsable y prudente de nuestra economía ha sido destacado por analistas internacionales, e incluso ayer fue reseñado en el informe del Fondo Monetario Internacional con las siguientes palabras:

“El impresionante récord de crecimiento de Colombia en los últimos años y el avance en los indicadores sociales se basa en la aplicación exitosa de un conjunto de políticas que ha asegurado la estabilidad macroeconómica y ha fortalecido la resistencia a los choques externos”.

Este manejo económico produce confianza y la confianza se refleja en una mayor inversión de recursos en nuestro país.

Prueba de esto la tuvimos el lunes pasado cuando el Gobierno emitió 1.000 millones de dólares de su bono internacional a 30 años, con una tasa del 5,04 por ciento, y alcanzó una demanda por casi 5 veces el valor de la emisión.

En medio de la coyuntura incierta a nivel mundial, los mercados internacionales siguen premiando el manejo responsable de nuestras finanzas.

Y esta confianza se convierte, además, en positivas expectativas.

Baste mirar el último informe bianual de la firma PricewaterhouseCoopers sobre las economías del mundo para el año 2050, que se conoció la semana pasada.

El informe considera a la economía colombiana como la revelación de América Latina, y señala que “la visión de largo plazo es la de un país sustentable y con sólido crecimiento”.

El estudio incluye a Colombia dentro de las mayores 30 economías del mundo para el año 2050, gracias a un crecimiento –que nos augura– superior al 4 por ciento anual en promedio para los próximos 35 años, frente a una proyección del 3 por ciento a nivel global.

Todos estos logros no son solo del Gobierno: los logros son de todos y muy especialmente de ustedes, los empresarios, que con esfuerzo, iniciativa e innovación; con amor por el país; con sus impuestos… nos ayudan a crear un nuevo país con más empleo y bienestar.

Por eso, a todos los empresarios de Colombia, ¡muchas gracias!

No desconocemos, por supuesto, las complejas condiciones que implican para el país la baja sustantiva en el precio del petróleo que exportamos.

Sin embargo –tal como afirmó el FMI–, nuestras políticas han fortalecido la resistencia a los choques externos.

Nos preparamos para afrontar la baja en los ingresos petroleros con medidas como la reforma tributaria que se aprobó el año pasado –que genera nuevas fuentes de ingreso– y apretándonos –como toca– el cinturón, sin descuidar las inversiones sociales y productivas más importantes.

En cuanto a la comisión de expertos –que actualmente estudia nuestro sistema tributario con el apoyo de la OCDE y el FMI–, podemos anticipar que, al tiempo que se pretende tener un esquema más equitativo, se buscará incentivar la competitividad.

Tenemos claro que no podemos generar impuestos que desestimulen la inversión, y en ese sentido se avanzará cuando sea el momento.

También estamos más sólidos para aguantar la tempestad porque apostamos nuestras fichas en sectores que jalonan otros más y que son intensivos en mano de obra, como son la vivienda y la infraestructura, que no solo generan mejor calidad de vida y competitividad, sino también empleo y mayor demanda interna.

Es un círculo virtuoso en el que nos insertamos con la debida anticipación, y que hoy nos permite mirar los nubarrones con prudencia, sí, pero también con tranquilidad.

Las crisis –no lo olvidemos–, para quien sabe entenderlas, son verdaderas oportunidades, y eso es lo que tenemos que lograr en Colombia: convertir la crisis en oportunidad.

Es cierto que la caída del precio del barril de crudo ha hecho bajar sustancialmente nuestras rentas petroleras. Esa es la crisis.

Ahora tenemos que descubrir y explotar la oportunidad que dicha crisis esconde.

Colombia venía teniendo una alta dependencia de las exportaciones de hidrocarburos y mineras… No tanto como una enfermedad holandesa, pero sí podíamos ir rumbo a un “resfriado holandés”.

La actual coyuntura nos obliga –querámoslo o no– a diversificarnos por nuestro bien.

Por eso este año es el momento de la industria, es el momento del agro, es el momento del turismo.

Por años sobrellevamos la situación de un peso sobrevaluado que perjudicaba nuestras exportaciones y nuestra industria.

Hoy, con el dólar por encima de los 2.500 pesos, la situación se ha reversado y es el momento de aprovechar, cuando los productos nacionales pueden competir muy bien contra las importaciones.

A esto se suma la recuperación de la economía estadounidense, que sigue siendo nuestro principal mercado.

Por eso hoy –en este escenario empresarial– invito con todo el entusiasmo a los empresarios del campo, de la industria, del turismo, a que aprovechemos la ventana de oportunidad que abre la devaluación para conquistar y consolidarnos en los mercados externos.

Tenemos tratados de libre comercio que dan acceso preferencial a nuestros productos a un mercado global de 1.500 millones de consumidores, y es la hora de optimizar las ventajas que ofrecen.

Desde el Gobierno –con los ministerios de Comercio, Industria y Turismo, y el de Agricultura; con Bancóldex, con Procolombia– estamos listos para acompañar y potenciar el impulso empresarial y para que, entre todos, convirtamos la llamada crisis en una oportunidad de oro para nuestras empresas y para la creación de empleo.

Yo sé que podemos. Tenemos empresarios con visión y talento, con capacidad y empuje, y –si alguien tuviera alguna duda– hoy La República nos proporciona un ejemplo formidable en la figura de Jenaro Pérez.

El doctor Pérez, médico zootecnista y veterinario, es el modelo de lo que el emprendimiento, la constancia y la fe en la gente pueden lograr.

Hace 40 años comenzó su empresa con solo 7 empleados y una sabia consigna que entregó a cada uno: “Haga todo lo que deba, aunque deba todo lo que haga”.

Con calidad, con poder de convocatoria, con seriedad, Jenaro lidera hoy una cooperativa –Colanta– que es la cooperativa de producción de leche y sus derivados más importante del país, y que espera facturar este año –¡hágame el favor!– más de 2 billones de pesos en ventas.

El secreto de Jenaro Pérez radica en su fe en el trabajo solidario, y en que tiene muchos y buenos “jefes”, nada menos que 6 mil trabajadores –socios de la cooperativa– y unos 12 mil campesinos.

Gracias, don Jenaro, por demostrarnos, desde Antioquia para el mundo, el poder empresarial de una organización cooperativa bien montada y bien organizada.

Y no puedo dejar de destacar la vida y obra de otro empresario, un hombre de grandes virtudes que hizo historia también en Antioquia y en Colombia, cuya reciente partida aún no terminamos de asimilar.

Me refiero, por supuesto, a Nicanor Restrepo.

Mucho se ha hablado de sus valores éticos y empresariales, de su capacidad para liderar el Grupo Empresarial Antioqueño y convertirlo en uno de los pilares de nuestro sector privado, de su inmensa calidad como ser humano.

Hoy quiero destacar a Nicanor en una faceta que desempeñó calladamente durante décadas, sin esperar más recompensa que el bien de su país: la de hombre de paz.

Si hubo un colombiano que trabajara con convicción, con entereza, con generosidad, por la paz de Colombia –y me consta porque realizamos muchas cruzadas juntos–, ese fue Nicanor Restrepo.

Él sabía muy bien que toda guerra, por cruenta que sea, se termina en una mesa de negociación, y fue un abanderado del diálogo para terminar el conflicto armado que ha desangrado nuestra nación.

Ha sido muy citado el editorial que escribió en El Colombiano cuando fue invitado hace dos años a ser su director por un día, y quiero recordar estos párrafos de su autoría:

“El esfuerzo para poner fin, mediante negociaciones políticas, al conflicto armado interno que en 50 años ha ocasionado cientos de miles de muertes, desplazamientos forzados, frustración de varias generaciones y un costo difícilmente medible en términos de desarrollo social y económico, requiere, como el fin en sí mismo, del apoyo colectivo para que no se frustre en las innumerables contingencias que aparecen en una negociación (…)

Esta oportunidad de poner fin al conflicto interno por medio de una negociación política –quizás la última en muchos años– hay que cuidarla y preservarla con especial persistencia para evitar ser condenados a soportar de nuevo cientos de miles de muertos y a sacrificar las oportunidades de crecimiento humano y económico”.

¡Ese era el talante de Nicanor Restrepo! Siempre proponiendo, siempre constructivo, siempre trabajando por un país reconciliado y en paz que deje de sacrificar las oportunidades en aras de un conflicto sin sentido.

¡Qué gran hombre fue y cuánto nos enseña cada día que lo recordamos!

En su homenaje, los invito a que guardemos, de pie, un minuto de silencio…

Apreciados amigos y empresarios de Colombia:

Así como lo hice en su momento con Nicanor Restrepo, he invitado a todos los líderes de Colombia, sin distingo de ideologías, a dialogar constructivamente sobre el proceso de paz, porque la paz no es mía, ni de mi gobierno, sino de todos los colombianos.

Esa invitación es permanente, abierta, e incluye por supuesto a los empresarios y al sector privado, pues estoy siempre dispuesto a considerar todos los puntos de vista que conduzcan a detener esa gran tragedia que es el conflicto colombiano.

Estamos comenzando a salir del círculo vicioso –destructivo– de la guerra, y entrando en el círculo virtuoso –constructivo– de la paz.

Hoy los invito a que recordemos las palabras de Nicanor Restrepo, a que no desperdiciemos esta gran oportunidad, y a que aprovechemos los vientos de paz que comienzan a soplar cada vez con mayor intensidad.

El fin del conflicto permitirá concentrar energías, tiempo, recursos para la otra gran prioridad nacional, esa en que vamos avanzando, pero en la que nos falta mucho todavía, que es la erradicación de la miseria y la superación de la pobreza.

Los empresarios ganan mucho con estos avances sociales, porque están teniendo cada vez más y más ciudadanos con mayor capacidad de compra, cada vez más seguridad, cada vez más estabilidad.

Porque la paz crea más y mejores consumidores… ¡La paz es un gran negocio para todos los colombianos!

Y la paz la podemos ir ambientando desde ya –no hay que esperar al acuerdo en La Habana–, trabajando por la reconciliación, empleando y dando nuevas oportunidades a quienes rectificaron el camino y se acogieron al programa de reintegración, donando becas como las del programa Ser Pilo Paga que está generando una transformación silenciosa y positiva en nuestras universidades y nuestra sociedad…

Hay muchas formas de hacer la paz desde la responsabilidad social empresarial.

Eso lo sabía muy bien Nicanor Restrepo y lo sabe también Jenaro Pérez, cuya cooperativa lleva leche a barrios populares y apoya la nutrición de nuestros niños.

Hoy, en este premio que en buena hora convoca La República, quiero entregarles un mensaje muy sencillo: hagamos de la supuesta crisis la mejor oportunidad para crecer y generar empleo y bienestar.

Y les dejo también una invitación: construyamos la paz desde ya, construyamos entre todos una Colombia mejor en todos los sentidos: más equitativa, más competitiva, más educada y más justa.

Con un Estado comprometido con el buen gobierno y con un sector privado consciente de su responsabilidad social, no hay temporal que haga temblar nuestro barco.

Con pulso firme en el timón, y con el aporte de todos, llegaremos a buen puerto: el puerto de la paz, el puerto de la felicidad de los colombianos.

Muchas gracias".

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