Las nuevas cartas al Niño Dios

La tradicional lista de regalos al Niño Dios y a Papá Noel ha estado marcada, desde siempre, por la tecnología. Cada año, niños y adultos hacemos una lista de deseos acerca de lo que queremos estrenar en Navidad, y año tras año, eso que pedimos ha ido avanzando de la mano con las innovaciones tecnológicas, a tal punto que hoy ya podemos pedir y regalar artículos con Inteligencia Artificial.

Las generaciones que ya superamos más de tres décadas recordamos cómo, en nuestra infancia, los regalos que llegaban en Navidad eran sencillos, algunos construidos de manera artesanal y con funciones didácticas. El ábaco, por ejemplo, continuó evolucionando e hizo parte de los regalos del árbol de navidad de nuestros abuelos, padres y de nosotros mismos. Y sí, muchos aprendimos a sumar gracias a este invento de la antigüedad. ¿Quién se imaginaría que ahora tenemos a la mano la función de operaciones matemáticas complejas en nuestros celulares?

Soñamos con mundos distintos y divertidas fantasías con el View Master, ese dispositivo al que se le insertaban discos con imágenes que recreaban cuentos infantiles con una sensación de profundidad que, podría ser el origen de la tercera dimensión, y que originalmente fue creado en la década de 1930, pero que se fue perfeccionando hasta llegar a nuestras manos para entretenernos. ¿Será que nuestros hijos dejarían los juegos de sus dispositivos móviles actuales, por ese instrumento?

Ya entrando en la adolescencia, todos pedíamos una cámara fotográfica. Llegaba el 24 de diciembre y de inmediato la usábamos para documentar el paseo de fin de año, eso sí, con un cuidado extremo para evitar que el rollo se “velara” y perdiéramos las fotos del recuerdo y además siempre llevando el cálculo de cuántas fotos quedaban, por lo que prácticamente cada fotografía tomada tenía una sola oportunidad de quedar bien y luego teníamos que esperar a revelarlas para ver con cuáles de ellas nos quedábamos.

Aún recuerdo lo triste que era salir con los ojos cerrados o en esa pose que definitivamente a uno no le favorecía. Y las selfies, ¡eran una lotería a ciegas! Ojalá en esa época hubiéramos tenido esas cámaras profesionales de hoy, incorporadas en nuestros celulares, que nos permiten tomar cientos de fotos, editarlas, y probar una y otra vez hasta que estemos plenamente satisfechos con esa instantánea.

Y la música era otra historia. Los que vivimos en pleno auge los 80’s no podemos olvidar ese regalo musical maravilloso que nos permitía aislarnos del mundo y oír eso que nos gustaba a nosotros y a nadie más en la familia: los dispositivos portátiles de casete con nuestros audífonos de diadema.

Era una proeza hacer que las baterías duraran y para devolver o adelantar una canción, el mejor amigo era el bolígrafo, con el que dábamos vueltas y vueltas a las cintas hasta llegar, más o menos, a ese tema que queríamos repetir hasta cansarnos. Hoy, con celulares de última tecnología tenemos toda la música que queremos, con baterías que duran más de un día sin recargar y que con un solo toque nos permiten avanzar de un tema o de un género a otro.

La carta al Niño Dios ha cambiado, y drásticamente; ahora se puede resumir en una frase: “sueño con un producto que tenga Inteligencia Artificial” y la magia se convierte en 1 equipo que lo tiene todo. Todo eso que nosotros buscábamos y solo podíamos tener en varios artículos por separado.

No imaginábamos que algún día podríamos tener todo lo que necesitábamos en un solo elemento y que además, se volviera nuestro fiel compañero porque lo podíamos llevar en el bolsillo a todas partes!

Jamás habríamos podido esperar que esas maravillas de nuestra época “pensaran” por nosotros y menos pedir que aprendieran de nuestros hábitos. Pero hoy eso es una realidad.

Para los que no esperábamos “vivir el futuro”, nos haremos a la idea, el futuro ya es nuestro presente, y además, es el regalo perfecto para Navidad.