Un estudio de la Universidad de California de Berkeley planteó cómo la percepción del tiempo puede distorsionarse dependiendo de la posición de poder. Entre más poderosos, más abundancia de tiempo creen que tienen. Esta percepción hace que los CEO se estresen menos y tomen mejor decisiones. La suerte no está del lado de los de menores cargos, a quienes la marcha inexorable del tiempo les hace tomar las peores decisiones.