Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

martes, 17 de octubre de 2017

Hace algunos meses en el marco del Foro de Transparencia e Integridad, realizado por el diario La República y promovido por la Procuraduría y la Alcaldía de Bogotá, se materializó un acuerdo entre sectores público y privado, y organismos de control para incorporar las mejores prácticas en su quehacer y cerrar el paso a un fenómeno que se ha venido enquistando en los distintos ámbitos de la sociedad: la corrupción.

Recordaba, entonces, conclusiones de la Encuesta de Cultura Ciudadana Corpovisionarios (2016): 89% de los consultados consideraba que más de la mitad de los servidores púbicos eran corruptos. También, la Encuesta Sobre Ambiente y Desempeño Institucional Departamental (2016), revelaba que para 42% la falta de valores éticos era uno de los factores con mayor incidencia en la ocurrencia de prácticas irregulares en el sector público.

Pensaba en esta problemática justamente en el marco de la reciente conmemoración de los 30 años del Departamento Administrativo del Servicio Civil, entidad que provee el talento profesional del gran equipo que trabaja por una “Bogotá Mejor para Todos”. Estoy convencido de que pese a los nubarrones que se ciernen sobre la administración pública, son más aquellos que trabajan con transparencia y probidad. Son más quienes no dan su brazo a torcer por prebendas, son más que quienes actúan bajo intereses oscuros y contribuyen a desprestigiar una labor tan loable como la del servicio público.
Indudablemente aún hay camino por recorrer, cada semana seguimos viendo actos desbordados de corrupción que deben llevarnos a redoblar esfuerzos para salvaguardar lo público. Por ejemplo, bajo la administración del alcalde Peñalosa, cerca de 4.200 cargos están siendo asignados por meritocracia. Los primeros 2.300 han sido entregados a la Comisión del Servicio Civil para su adjudicación. Se trata de uno de los más altos registros de concursos de méritos en la historia de Bogotá. Y 1.900 son cargos provisionales o temporales que fueron seleccionados o están en curso a través de un proceso de convocatoria abierta.

Estos funcionarios se suman a equipos de trabajo ya existentes, comprometidos y con muchos años de experiencia y servicio, cuya labor en la mayoría de casos es anónima pero que ahora más que siempre son pieza fundamental en las grandes transformaciones de nuestra ciudad.

Con la conmemoración del aniversario del Servicio Civil debemos priorizar la recuperación del servicio público a través de valores como la justicia, el respeto, la transparencia y la honestidad. Bajo esa visión trabajan los más de 70.000 funcionarios que conforman el equipo Bogotá.

No nos permitamos bajar la guardia, mucho menos sentirnos avergonzados del ejercicio público; avancemos entendiendo que los recursos públicos son sagrados y que el día a día en nuestra labor apunta hacia un interés superior: incrementar la calidad de vida y felicidad de los ciudadanos en línea con la visión de ciudad de la administración del alcalde Peñalosa.

El plan de desarrollo nos señala “que enfrentamos tal vez la última oportunidad de transformar la dinámica de crecimiento de Bogotá para hacerla una ciudad distinta y mejor”. El trabajo armónico de los servidores avanza en esa dirección para que Bogotá sea un escenario con mayor bienestar de sus habitantes, reflejo de la confianza de cada ciudadano en sus propias capacidades de ser mejor y vivir mejor.