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lunes, 2 de octubre de 2017

En una entrevista hace unos días, el presidente de Millonarios dejó entrever, en contra de la tendencia actual del fútbol a nivel mundial, que en el equipo que él preside no se contratan jugadores de mucho nombre y por supuesto costosos porque se podrían lesionar trayendo malísimos resultados económicos para el club.

Los equipos cada vez pagan más dinero por jugadores que, evidentemente, se pueden lesionar; sin ir más lejos, Ousmane Dembélé quien estaba llamado a reemplazar a Neymar en el Barcelona, se lesionó en el cuarto partido de liga y parece que no jugará en lo que queda de año. Millonarios, por su parte, gracias a la llamada estabilidad laboral reforzada ha tenido que mantener el contrato de trabajo con altísimo salario a jugadores lesionados que se despidieron del fútbol por edad, calidad y alguna lesión, por lo que no resulta descabellada la cautela que este equipo tiene con las lesiones. En el resto del mundo, un jugador lesionado que termina su contrato de trabajo por vencimiento del término de su contrato no es renovado, puede ser doloroso, pero un equipo no puede asumir costos de jugadores lesionados mayores de 35 años que no pueden jugar. Con esta información, parece acertada esta opinión, pagar 145 millones de euros por un futbolista que no alcanzó a jugar un mes es una barbaridad, que indudablemente confirma los temores indicados en la entrevista en mención. El fútbol, y más la contratación de jugadores, es un negocio de alto riesgo, donde se manejan sumas de dinero que año a año superan las más irracionales expectativas, a veces los jugadores se lesionan, o no mejoran su rendimiento y lo que costó 150 no se logró transferir por 50. Pero estos riesgos se pueden mitigar.

Desde hace ya algún tiempo, las grandes compañías de seguro expiden pólizas para cubrir lesiones de jugadores; por allá por el 2002 Ronaldo, que jugaba en el Inter de Milán se había lesionado dos veces de gravedad en la rodilla; para llegar al Real Madrid se suscribieron pólizas que cubrían prácticamente todo el jugador, menos la rodilla mala; es una práctica prudente.

Son pólizas especializadas que cubren al equipo de problemas poco probables pero posibles. Frente a la estabilidad laboral reforzada las soluciones son complejas, esta figura, creada por la Corte Constitucional impide despedir a un trabajador en situación de “debilidad manifiesta” por condición médica obligando a renovar los contratos vencidos de los trabajadores con alguna situación de salud, en las mismas condiciones que el contrato que está por finalizar. Gracias a esta estabilidad, un jugador a punto de terminar su contrato que se lesiona tiene garantizado, una renovación, casi de por vida de su vínculo jurídico. Frente a esto, para terminar el contrato de trabajo, se debe pedir permiso al Ministerio de Trabajo y así hacer correctamente el despido o la terminación, aduciendo por ejemplo que, la rehabilitación es exitosa y por ello no hay debilidad manifiesta y no es posible reubicar al jugador en la cancha y que sostenerlo es demasiado oneroso. El procedimiento es engorroso y el Ministerio no es favorable a la mayoría de estas peticiones; sin embargo existen antecedentes en los que con respeto y sin discriminación se logra terminar el contrato de trabajo sin que Club, quede en la quiebra por una lesión.

El fútbol debe contar con abogados competentes que estudien.