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lunes, 18 de septiembre de 2017

En Europa las cinco grandes ligas “gozan de cabal salud”, varios factores hacen que la crisis permanente en la que la Unión Europea se ha visto enfrentada no los afecte; los nuevos ricos del fútbol, Manchester City, Chelsea y ahora Paris Saint Germain inyectan permanentemente sumas de dinero para contratar nuevos jugadores que irriga en cadena al resto del fútbol de la zona.

Desde la transferencia de Zinedine Zidane al Real Madrid, gracias a un cambio de denominación de los predios del equipo (el llamado “pelotazo”) cada año las cifras de transferencias han crecido (CR7, Bale, Pogbá, Neymar, etc) y no parece que la tendencia vaya a cambiar. Los derechos de televisión son cada vez más altos, las nuevas tecnologías y nuevos actores (Amazon, Twitter, Netflix) permiten prever un ingreso aún más alto por este concepto, finalmente, publicidad, comercialización y “game day” siguen en aumento, por lo que nada permite inferir que la “burbuja” del fútbol se vaya a reventar al menos en Europa. No quiere decir que no haya problemas, esta espiral desbocada hace que los costos salariales se disparen y algunos equipos y se vean enfrentados a medidas extremas; sin embargo, un mercado amplio compuesto por jugadores de 28 estados permite buscar jugadores con aspiraciones salariales menores por lo que, a bajo costo, es posible competir con equipos decorosos. Este escenario incentiva a los mejores a ser cada vez mejores e invita a los mediocres a mejorar.

En Latinoamérica y particularmente en Colombia la situación es totalmente diferente. Los equipos, la mayoría, tienen problemas financieros serios, si bien la ultima negociación de derechos de televisión fue bastante generosa, no parece claro que este dinero baje a los clubes, la repartición de estos no incentiva la creación de buenos equipos, pues un equipo de media tabla de la segunda división recibe exactamente la misma cantidad de dinero que Nacional o Millonarios, no recibirá más o menos ganando o perdiendo, la televisión se reparte de manera absolutamente equitativa, por lo que para la mayoría de equipos de esta división no es negocio subir a la A e inclusive para muchos equipos de la A es mejor negocio descender, los mismos ingresos y unos costos mucho menores hacen más atractiva la B que la A.

Los estadios, no son de los equipos, son incomodos y su explotación es deficiente, en parte por las restricciones que los municipios imponen por la poca visión de los equipos que con este argumento no buscan soluciones creativas para erradicar la violencia y hacer de un partido de fútbol una experiencia agradable para el fanático que lo invite a repetir aún a un costo mayor.

Finalmente, hacer un equipo de fútbol solo con jugadores colombianos o al menos con la mayoría, es mucho más costoso, un mercado restringido aumenta los costos de contratación, si tres clubes buscan un mismo jugador, pues no pueden salir a buscarlo en otro país de la Conmebol, será contratado por quien mas pague.

En conclusión es mucho más sencillo hacer un buen equipo si se tiene un dueño con recursos (Junior y Nacional); para el resto es muy difícil acortar distancias, en un mercado laboral restringido con derechos de televisión que llegan iguales quedando de primero o de último. Para muchos es mejor seguir ocultos en la pavorosa mediocridad de nuestro campeonato que intentar mejorar. Al final todo se soluciona con transferir los jugadores jóvenes al extranjero.