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lunes, 17 de julio de 2017

Es posible que ya haya escrito algo similar en esta columna, pero cada vez aparecen nuevas dudas y sobre todo problemas adicionales para este gremio que tiene en su participación en el fútbol moderno. Más aún ahora que en Colombia hay una nueva oleada de técnicos veteranos con nuevos equipos a cargo, muchos de gran nombre y con remuneraciones realmente importantes.

Hace poco apareció un jugador, pegado a una malla indicando que no lo dejan jugar, ni entrenar, ni recuperarse y que estaba sufriendo un claro caso de acoso laboral, eso decía él y su asesor, la realidad es bien diferente y de acoso poco había.

Los técnicos tienen unas características contractuales que hacen que su puesto sea uno de los más difíciles de desempeñar no solo en el fútbol sino comparado con cualquier otra actividad; por una parte, al menos en Europa, ganan mucho menos que sus trabajadores subordinados, eso de por sí los hace vulnerables. Además los jugadores por malos, perezosos, indolentes, no pueden ser despedidos en cualquier momento pues representan pérdidas económicas grandes para el equipo empleador, no solo por las indemnizaciones que son excepcionalmente altas sino por la pérdida de oportunidad en una transferencia futura. Finalmente, los derechos deportivos de los jugadores están contabilizados en el activo de los equipos y su pérdida implica grandes descalabros financieros y contables.

Con el técnico es diferente, no son “activos” del equipo, no se pueden transferir y salvo contadísimas excepciones no son figuras para la tribuna. Volviendo al mentado tema de acoso, cada vez es más frecuente, para los directores técnicos, sufrir de la modalidad de acoso en la que los trabajadores, de manera deliberada “bajan los brazos” y no rinden adecuadamente, se denomina, técnicamente, entorpecimiento laboral que se define como toda acción tendiente a obstaculizar el cumplimiento de la labor o hacerla más gravosa o retardarla. Ya son famosos equipos que pasan de ser campeones de liga muy difíciles a últimos en menos de tres meses, con el mismo equipo y cuerpo técnico. Las disculpas de los jugadores, siempre de molde es que “no se nos dieron las cosas pero se trabaja duro durante la semana”. Al final, por las consideraciones indicadas antes, se saca al técnico y milagrosamente los mismos jugadores vuelven a su nivel anterior.

Ni Fifa ni los reglamentos locales exigen características especiales en el contrato de las personas elegidas para este cargo, a diferencia de los jugadores, que deben tener contratos escritos, a término fijo, sin período de prueba. Los directores técnicos no requieren nada de esto, por lo que resulta ciertamente poco conveniente vincularlos con contratos a término fijo largos.

Se estila en Colombia, firmar a tres años, con un sueldo fijo. Personalmente me parece un gran error, las indemnizaciones en el evento de querer terminar el contrato son altísimas, adicionalmente la naturaleza del cargo hacen poco probable que un director técnico de equipo profesional de fútbol dure más de dos años en su cargo. Salvo Sir Alex Ferguson en el Manchester United y Arsen Wenger en Arsenal pocos de estos personajes duran en un solo equipo. Ah y el gran Gabriel Ochoa Uribe en el América.

Es mucho más barato, ágil y adecuado al cargo firmar un contrato de trabajo a término indefinido, donde la indemnización por terminación del contrato es muchísimo más barata y fijar el salario en términos de objetivos cumplidos que es lo que se pide.