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lunes, 14 de agosto de 2017

La información confidencial es un activo intangible, que debe gestionarse y protegerse en las empresas porque tiene valor económico

El deporte es lugar para los mejores y los peores comportamientos, muestra gestas sobrehumanas y conductas deleznables prácticamente en el mismo lugar, al fin y al cabo, se trata de una actividad realizada por seres humanos y administrada por estos también.

Sin lugar a dudas, lo más hipócrita que rodea a la práctica del deporte profesional es el actual sistema de control al dopaje, manejado por una agencia con poquísimo criterio cuya única función es sancionar sin importar que uno de sus pilares, aparentemente de igual importancia a la búsqueda del juego limpio es la protección de la salud de los deportistas. Que yo sepa no hay ninguna campaña o estudio realizado por la Agencia Mundial al Dopaje (Wada) que tenga como fin principal la protección de la salud de los deportistas.

Dice Wada que busca un juego limo para todos los deportistas y que, precisamente este juego limpio es un derecho fundamental de quienes participan en una competencia deportiva. De ser así se debería controlar a la totalidad de los participantes, no hay ninguna evidencia que indique que solo los que ganan se dopan, la realidad es que solo aparecen como culpables aquellos que ganaron y se sometieron al control de la competencia, nada sabemos del cuarto, que puede llegar a ser primero por las descalificaciones (como llegó a ocurrir en el Tour de Francia o algunas competencias de halterofilia) de primero segundo y tercero, dirá éste que ganó en forma limpia y que los otros eran tramposos, ¡claro!, no se sometió al control de sus rivales y nada sabemos.

Deportistas como María Sharapova, que consumió una sustancia en un momento permitida y luego prohibida, dio positivo, lógicamente y fue sancionada, se entendería que una vez cumplido el período de suspensión que la deportista está limpia de dopaje y que podría competir sin mayores problema, pues no, las grandes competencias cierran las puertas de estos deportistas pues los siguen considerando tramposos y poco digno de participar en, por lo que la sanción impuesta se convertiría en una pena irredimible situación inaceptable para cualquier ser humano. Dice la agencia que para que una sustancia sea considerada como dopante debe cumplir con dos de las siguientes tres características; la primera, que mejore el rendimiento, la segunda que sea perjudicial para la salud y la tercera que esté en contra del espíritu del deporte, las dos primeras, lógicamente con estudios que sustenten esta aseveración. Es decir que si una es perjudicial para la salud y está en contra del espíritu de deporte será incluida en la lista de sustancias prohibidas y su uso se prohibirá.

El alcohol y el tabaco, evidentemente perjudican la salud y considero están en contra del espíritu del deporte. Pues bien la nicotina no está considerada como sustancia prohibida, sin embargo, está totalmente aceptado que la salud de quien la consume corre serios riesgos, y no me cabe la menor duda que está en contra del espíritu del deporte. El alcohol por su parte está prohibido apenas en cuatro disciplinas (automovilismo, motonáutica, deportes aéreos y tiro con arco) y sin embargo es terriblemente perjudicial para la salud. ¿Será que grandes compañías cerveceras patrocinan las grandes competencias y por lo tanto no resulta “recomendable” prohibir el consumo de alcohol en el deporte?. No lo se, lo cierto es que estas dos sustancias, consideradas como causante de infinidad de muertes, indudablemente ajenas al deporte, siguen siendo permitidas, sin ninguna explicación coherente.