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lunes, 24 de julio de 2017

Nuevamente aparecen escándalos en el fútbol alejados del juego, en apenas una semana apresaron al presidente de la Real Federación Española de Fútbol, con su hijo, acusados de desviar enormes cantidades de dinero. Por otra parte en Colombia se presentó un escándalo con los jugadores de Santa Fe y un tema de presunto abuso sexual, finalmente hay rumores sobre investigaciones en la Fiscalía sobre varios temas que tienen que ver con el fútbol.

Se habla mucho de táctica, historia, negocios, aparecen nuevos libros sobre técnicos o momentos estelares y pocas veces se toca la ética en el terreno de juego y sobre todo fuera de este. Cada vez hay más congresos ferias, conferencias y foros sobre temas de este deporte de pasiones. La prensa general y especializada publica reportajes, como el de este diario sobre la marca del fútbol colombiano, pero hay poca reflexión sobre lo incorrecto. Lo ético no vende, dicen algunos. No es de interés y por lo tanto no está a la orden del día. Llama la atención que los grandes cursos sobre fútbol tampoco tienen en su pensum una materia que trate los problemas éticos del deporte que mueve sociedades y muchísimo dinero.

El fútbol no es ajeno a la sociedad, últimamente es un buen reflejo de esta, con problemas de corrupción, violencia, manejo indebido de recursos públicos, sin que existan propuestas para enfrentar la ausencia de principios éticos. De lo correcto.

Es hora de empezar a mirar de manera detallada la forma de actuar en el fútbol, el lastre de nuestra propia historia cuando el deporte se vio en manos de varones del narcotráfico no ayuda. Repensar el por qué un presidente de Federación, sin lugar a dudas de los más exitosos, hoy espera una sentencia en Estados Unidos por apropiación de dineros. Se hace urgente plantear un análisis ético de nuestro fútbol, a nivel dirigencial directivo, periodístico y por su puesto de jugadores, técnicos y árbitros; para que en todo ámbito se dé ejemplo de rectitud.

Guiar a los futbolistas. Estos jóvenes, en su mayoría con una educación precaria, de la noche a la mañana son estrellas que deben manejar fama y fortuna con muy pocas herramientas para enfrentar estas bonanzas, temporales y efímeras.

Hasta el momento las entidades de control en el fútbol han servido de poco, es más, uno de los detenidos en España hacía parte de la comisión de ética de Fifa. El cambio ha llegado y parece que se están tomando acciones, la renovada comisión de ética de Fifa tiene instrumentos y herramientas para actuar como una verdadera entidad que propende por los valores del fútbol mundial y su organización.

Es importante fijar criterios sobre varios comportamientos como manejo de la información en redes sociales, trato con fanáticos y periodistas; varias ligas mucho más evolucionadas en estos temas son claras sobre lo que no quieren en sus deportes. Cero tolerancia en asuntos de violencia doméstica o de género, dentro y fuera de la cancha, en actividades públicas o privadas sin importar si se trata de jugadores poco conocidos o súper estrellas. También es importante fijar pautas de conducta en cuanto a “regalos y atenciones” que disfrazan sobornos, más aún cuando se trata de personas que toman decisiones que representan contratos de muchos ceros.

El fútbol colombiano está en su mejor momento, es la oportunidad feliz para pasar a la vanguardia en estos temas que afectan la imagen que con mucho trabajo se ha logrado crear.

Lo que sí es cierto es que todo está por hacer.