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  • Melisa Echeverri

sábado, 19 de marzo de 2016

Para no caer en dicho error, las  organizaciones deben tener en cuenta que tanto fotos, direcciones del hogar o preferencias  son datos que se deben manejar con sumo cuidado, de lo contrario, podrían llegar a ser investigados  por la Superintendencia de Industria y Comercio. 

Al respecto, Enrique Álvarez y María Alejandra de los Ríos, socios de la firma de abogados Lloreda & Camacho, hicieron una serie de recomendaciones a las empresas para que manejen los datos de los pequeños de la forma más acertada posible.

Lo primero que debe saber es que la autorización es fundamental. No se le ocurra manejar información de menores de edad sin la previa autorización de sus padres o  representantes legales pues el niño no es autónomo de  dar la autorización. Respecto a esto y con el fin de evitar problemas futuros deje la constancia en un documento firmado que le de soporte.

Si va a solicitar datos, que sean solo los necesarios. Es decir, se debe requerir solo la información indispensable  para el desarrollo de la actividad planeada. Por ejemplo, si es un concurso para ganar juguetes no debe preguntarse al menor el número de los carros que tiene sus padres o la cuenta bancaria de su abuela.

Una buena idea es contar con un canal PQR. Los niños o adolescentes, al igual que los adultos, deben  expresar sus inconformidades, por eso es importante contar con un canal de peticiones, quejas y reclamos en el que la empresa canalice observaciones de terceros.

No olvide los mecanismos de seguridad. Es necesario contar con estos para que los datos de los infantes no sean filtrados y para ello se recomienda que no se manejen por  varias personas. Es decir que el acceso sea limitado. Así mismo, es importante aclarar en las políticas o manuales que el manejo de esta información es más estricto y confidencial que cualquiera de otro tipo.

Deje Claro los términos y condiciones. Principalmente, en los concursos, promociones o cualquier evento que involucre la participación de menores, deben establecerse términos y condiciones, en especial cuando se trata de redes sociales y páginas web.

Ahora bien, si no cuenta con la autorización de los acudientes o del menor,  no proporcione datos a terceros.  

Cabe recordar que no  todo es responsabilidad de las empresas, en esta situación también intervienen los acudientes y los educadores. 

En esto fue enfático Nelson Remolina, experto en protección de datos del consumidor y profesor de la Universidad de Los Andes, quien afirmó que “los menores ante todo son consumidores fáciles de cautivar en comercio electrónico”. 

Según indicó un informe de Comscore, 15% de los usuarios que tienen acceso  a un computador de escritorio son niños entre seis y 14 años.  Además, en 72% de los hogares que cuentan con esta herramienta viven niños. “Hay enseñar a los niños a desconfiar, no dejarse guiar de avisos o gráficos llamativos y crear un vínculo familiar para que expresen cualquier duda a sus padres, aconsejó Remolina. 

Por su parte, Germán Bacca, Superintendente Delegado para la Protección al Consumidor,  aseguró que “debe crearse un primer filtro a través de la educación y prevención. No puede satanizarse a las redes sociales sino enseñarle a los menores la manera correcta de usarlas”. 

Por ejemplo, la empresa 3boek, cuenta con dos cursos virtuales para capacitar a los adolescentes y a adultos en materia de datos personales. 

Según explicó  Juan Pablo Salamanca,  fundador de la plataforma, “el curso para mayores tiene ocho módulos, en los que con  ejemplos de la vida real da a entender el alcance de la normatividad”. 

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