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  • Guillermo Cáez Gómez

lunes, 29 de abril de 2013

Recientemente se ha publicado en el editorial de otro medio escrito, la supuesta disputa que existe entre el Alcalde de Bogotá Gustavo Petro y el Procurador General de la Nación Alejandro Ordoñez, todo por cuenta del cierre de la etapa de investigación en el proceso que tiene como indiciado al Alcalde de la ciudad.

Es entendible que para algunos despierte morbo las decisiones que se toman en torno a Petro, pero no comparto dichas opiniones, es más las rechazo y les diré por qué. Esta Procuraduría de Ordoñez ha sido sin lugar a dudas la más activa y eficiente en la historia reciente de esa entidad, se ha caracterizado por siempre emitir fallos sustentados en derecho y suficiente material probatorio que difícilmente se logra controvertir sus decisiones, desde luego sus afectados no comparten los argumentos por razones obvias y que a mi juicio no es por falta de garantías.  
 
Ha generado estupor el hecho de una investigación por el cambio del modelo de basuras de Bogotá que entre otras no cumplió con su rol esencial que es el de la recolección, mantuvo a la ciudad por varios días inundada de Basuras,  su característica más destacada fue la de la improvisación, y que a pesar de esto se han empeñado tercamente en sostener; sin importar las evidentes fallas en el diseño e implementación, errores que también llevaron a la posible transgresión al régimen de competencia, y lo más preocupante es que han sido reconocidos por el propio gerente de la Eaab; así que en vez de horror debe causar tranquilidad contar con un ente de control que cumple su función.
 
Ahora bien, otro punto que causó revuelo es que la investigación se ha llevado con celeridad, pregunto: ¿No es la celeridad uno de los principios que debe garantizar la administración de justicia? ¿Tan mal acostumbrados estábamos que ser eficientes es motivo de terror?, pues al parecer si lo estamos, esto debe ser motivo de exaltación mas no de morbo, y con esto no quiero decir que se deba o no suspender, inhabilitar o absolver al Alcalde, lo que pretendo expresar es que no podemos asombrarnos cuando un funcionario público cumpla con el mandato que constitucionalmente se le ha encargado.
 
Desde luego como dicen las mamas, cada quien es víctima de su propio invento, y como lo he sostenido en muchas ocasiones en este espacio, el Alcalde no ha hecho más que dar papaya, por no ponerle otro sobre nombre a la falta de gestión, gerencia y administración; ha sido conocido más por trinar que por trabajar, más popular por convertir a Bogotá en un laboratorio para su constante ensayo y error, lo que demuestra que ser bueno para señalar, no es sinónimo que se tengan dotes para gerenciar o ejecutar.  
 
Se ha querido vender la idea que una posible sanción en contra de Petro afectaría el proceso de paz en la Habana, aquí es donde cabe el dicho costeño: ¿Qué tiene que ver el caldo con las tajadas?, nada, no se debe generar una indebida presión para frenar la investigación que legítimamente se abrió y que sus resultados sean los que sean debemos conocer los bogotanos que consideramos que esta ciudad esta como el jinete, sin cabeza. No es aceptable darle prisma de confrontación personal a la investigación de una entidad que cumple su función, si es así ¿porque no se pone bajo la misma lupa las otras investigaciones que se adelantan ante la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios o la de Industria y Comercio? Dejemos que la justicia opere, no generemos debate haciendo de “pulpos paul” vaticinando resultados; más bien que esto sea un llamado de atención para que el Alcalde por fin ejerza su función como administrador y revalide la confianza que miles de personas tuvieron al votar por él. 
 
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