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  • Guillermo Cáez Gómez

martes, 16 de abril de 2013

Hoy lastimosamente hay que decir que lo que se hizo con la mano en el Decreto 0074 de 2013, se borró con el codo, toda vez que ayer lunes entró en vigencia otro Decreto, el 601 de 2013. Básicamente lo que hace esta regulación es desmontar la autorización previa para importar materias textiles, manufacturas, calzado y sus partes clasificables; en otras palabras abre un hueco inmenso a la subfacturación y al contrabando técnico.

Según tengo conocimiento, las preocupaciones por los efectos adversos de esta reglamentación han sido ampliamente expuestos por la CCCyA, a la  Dian, la Andi, el PTP y diversos grupos de control; esta Agremiación expresó su inquietud por casos puntuales de importadores que han ingresado más veces al país de lo que se registra en el Sistema de Riesgos administrados por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia, pero parece que en dichos espacios se han hecho los de oídos sordos.

En la misma columna donde pedí aplausos, también denuncié la gran problemática que significa la subfacturación en el país, y sus efectos colaterales no solo al gremio como tal, sino a los consumidores y trabajadores de este importante sector de la economía; que a 20 días de la vigencia del Decreto se reportaban cerca de mil quinientos empleos creados gracias a la mano en el hombro que le puso el Gobierno a los confeccionistas con el Decreto 0074 de 2013, y hoy 19 días después de la publicación de la columna, se han creado otros mil más, evento que no se puede pasar por alto, porque la generación de empleo estable es la locomotora que realmente necesita este gobierno para dinamizar la economía y con el nuevo Decreto se puede desestimular este punto.

Ahora bien, no solo este fenómeno de la subfacturación golpea al sector, el contrabando técnico es un enemigo acérrimo no solo de este gremio, sino en general de todos los colombianos. El contrabando técnico consiste “en el ingreso de mercancías (o salida) al territorio aduanero nacional con presentación y declaración, pero que por una serie de maniobras fraudulentas se altera la información que se le presenta a la autoridad aduanera, con el fin de: Subfacturar, sobrefacturar, evadir el cumplimiento de requisitos legales, cambiar la posición arancelaria u obtener otros beneficios aduaneros o tributarios (triangulación con certificados de origen)”.

Si antes de la entrada en vigencia del Decreto 601 de 2013 el sistema de prevención de riesgos era débil, con el desmonte de este mecanismo lo que veremos serán cascadas de prendas importadas al país y que seguramente en un buen porcentaje harán valer la mal llamada “malicia indígena” para evadir los controles aduaneros y beneficiarse de la inocencia del Gobierno.

Actualmente, la Dian no cuenta con personal suficiente, ni apoyo técnico o tecnológico como para controlar la cantidad de subfacturadores que hay de profesión en el país, que se pasaban por la faja los filtros aduaneros y que este mecanismo que se suprime en algo frenaba su intención. Es entonces donde se debe hacer un llamado de atención al Presidente Juan Manuel Santos para que revise muy bien estos mecanismos de apertura aduanera, puntualmente éste, ya que se lesionando gravemente a los confeccionistas y parece un contrasentido a lo hecho con el Decreto 0074 de 2013.

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