Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

  • Argemiro Piñeros

martes, 27 de junio de 2017

El municipio ha estado quieto, el lunes festivo se notó, las fiestas tradicionales de la época, al menos por hoy no se sintieron, pareciera que todos sus habitantes estuvieran a la espera de un acto simbólico que será muy importante, la ceremonia en que se completa la entrega de las armas por parte de las FARC.

Y no parece que acá fuera el Mesetas de hace 10, 20 o 30 años, cuando era común que al deambular por sus calles estuvieran muy atentos guerrilleros de particular o incluso en uniforme a los movimientos de quién llegaba.

Hoy eso es cosa del pasado. La estación de la Policía, que tantas veces fue blanco de los ataques de los farianos, ya no está resguardaba por barricadas. Puro frente y en la calle departen seis policías, cuatro de ellos acaban de llegar por una muy cómoda y pavimentada carretera que viene desde Villavicencio, la capital del Meta.

Y si bien no hay celebraciones, o las calles están llenas de Policía, pese a que el martes estará muy cerca de acá el presidente Juan Manuel Santos, los hoteles y hospedajes se llenaron. El Hotel Doña Betty, en el corazón del pueblo, está full de huéspedes, en su mayoría visitantes que vinieron a la ceremonia.

Pero ese cuarto de hora que pasan los pocos hoteleros no lo viven en el resto del comercio. En abril pasado, la mayoría de ellos se unieron para hacer una protesta para exigirle al gobierno que comprara en los diferentes negocios de Mesetas las remesas de alimentos, medicamentos y otros utensilios con los que se atienden a los cerca de 800 guerrilleros.

Y aunque el reclamo sirvió en parte, por ejemplo la carne, el pollo y otros alimentos se compran a los tenderos de acá, aunque en otro tipo de bienes si llegan de afuera. “Antes nos pasaban por las narices todos, nos tocó hacerles una protesta y decirles que les cerrábamos la vía”, cuenta uno de los carniceros de la región, quien luego explica que hoy ya la cooperativa de la región se beneficia.

Pero los extraños que llegaron a la región para ir a la zona veredal transitoria de normalización de Mariana Paz (Buenavista), les empezó a cambiar el panorama con el paso de los kilómetros. Llegar a la zona era dejar atrás esa cómoda carretera y meterse a transitar un poco más de 20 kilómetros casi que a pura trocha.

En ese tránsito, el impacto de la pertinaz lluvia fue evidente, tramos que eran casi impasables a las camionetas o lo tradicionales jeep 4X4. Ni el experimentado Arcesio Garzón, un veterano conductor que por más de 25 años anduvo por las trochas del Mate, Guaviare y Casanare, dejó de sorprenderse.

Y contrario a lo que hicieron hasta hace muy poco tiempo que se movían a pie por estos senderos, los grandes jefes de las FARC, ‘Timochenko’, Carlos Antonio Lozada y Joaquín Gómez, hoy llegaron en helicóptero.

Pero esta vía durante todo el día hoy pareció una autopista, muy temprano llegó desde Bogotá un gran camión que traía la infraestructura de la tarima que se usará para la ceremonia en la que estará el presidente Santos y el jefe de las FARC, Rodrigo Londoño.

También transitó otro gran camión con todos los equipos de televisión para la transmisión, y más de una docena de vehículos de medios de comunicación que llegaron para cubrir el acontecimiento. Todos, sin importar, tuvieron que sortear las trochas, sus ocupantes incluso caminar por largos trechos en donde se confundían con los guerrilleros y los habitantes de la región, que como ellos intentaban llegar a Mariana Paz.

Ya cayendo la tarde, la lluvia paró, pero el trancón, sí un largo trancón, ocupaba el camino, volquetas, camionetas y remolques, esperaban pacientes para volver a Mesetas. Allá en la zona veredal todo está listo para cerrar el último capítulo de la violencia, que tanto afectó a esta región que hoy, como lo dicen los carteles, es territorio de paz.

LA REPÚBLICA +

Registrándose puede personalizar sus contenidos, administrar sus temas de interés, programar sus notificaciones y acceder a la portada en la versión digital.