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  • Mateo Jaramillo

lunes, 11 de noviembre de 2013

En 1983 apareció por primera vez en la televisión colombiana Carlos Sánchez vestido como un campesino del eje cafetero. Desde ese momento, junto con su mula Conchita, se convirtió en la imagen de Juan Valdez, una de las 125 marcas reconocidas por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) como notorias en el mercado nacional.

La importancia de la imagen en el mercado mundial cambió drásticamente desde hace unas décadas. Por ejemplo, en el prólogo de ‘El libro rojo de las marcas’, escrito por el publicista catalán Luis Bassat, se afirma que “las marcas han tenido una importancia tan grande en este siglo, que hasta Picasso, Juan Gris, Bracque, Andy Warhol y otros muchos artistas las han utilizado como parte iconográfica de sus pinturas”.

Es por eso que la imagen empresarial tiene un capítulo especial en la SIC, y que las oficinas de abogados dedicadas a la propiedad industrial presentan oposiciones a las solicitudes marcarias de compañías que podrían aprovecharse del prestigio y la reputación de su signo distintivo.

Una vez una empresa solicita el registro de la marca, la oficina local lo publica en la Gaceta de Propiedad Industrial para que cualquier persona pueda oponerse. Si los representantes legales logran demostrar que podrían verse afectados, el despacho niega la solicitud. 

Ahora, si el signo que se opone tiene un reconocimiento importante en el público consumidor y logran fundamentar las pretensiones, los titulares pueden pedir la notoriedad de una marca (si quiere ver el listado de las 125 marcas notorias, consulte la página virtual de LR). Esto significa que lo principios de especialidad y territorialidad se romperían para proteger con mayor robustez el signo registrado.

La especialidad, como en el caso de Pielroja, le fue concedida por la oposición a una marca para restaurantes (clase 43 de Niza) en la cual no está clasificado este signo debido a que no ofrece estos servicios. Así mismo, en cuanto a la territorialidad, el ejemplo claro es el de Wal-Mart que no ha llegado al mercado nacional, pero tiene una gran recordación en los consumidores.

En Colombia, según los expertos, el número de marcas notorias es muy reducido. Emilio García, abogado experto en asuntos relacionados con la propiedad industrial, asegura que “la notoriedad de la marca no está establecida como un trámite independiente en la SIC, no tiene tarifa. Eso explica que sean tan pocas, porque no hay posibilidad de que alguien le solicite este procedimiento a la oficina local”.

Así mismo, García afirma que es un “error estructural del sistema porque la Decisión 486 de 2000 de la Comunidad Andina lo permite, en Ecuador están en el proceso para que el titular pueda solicitar la notoriedad”.

Sin embargo, eso no significa que en el país no existan más marcas notorias. El profesor de propiedad industrial de la Universidad de La Sabana, Juan Carlos Martínez, afirma que si bien los signos notoriamente reconocidos “son muy pocos, eso no significa que en el mercado no haya más, porque si se sometieran a un proceso, podría ser el caso de Apple o de Facebook, lo lograrían sin problema. Hace diez años en Colombia no había una tienda de Ferrari, pero quién no la conocía”.

En los archivos de la SIC hay,  por lo menos, 211 resoluciones en las que se otorga el carácter de notorio a una marca, pero solo 125, lo son ante la oficina local. Como dicen los expertos, la Comunidad Andina lo permite, pero falta abrir el proceso en el país.

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