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  • Colprensa

domingo, 10 de septiembre de 2017

El Sumo Pontífice ofreció el Ángelus y envió un mensaje a Venezuela pidiendo cesar la violencia política y dar solución a la crisis.

El Sumo Pontífice rezó la oración a la Virgen que se hace todos los domingos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, pero que en esta ocasión tuvo que realizarla desde Cartagena.

El Santo Padre también indicó que hace una oración por cada uno de los países de Latinoamérica, y de manera especial por Venezuela:

"Desde este lugar, quiero asegurar mi oración por cada uno de los países de Latinoamérica, y de manera especial por la vecina Venezuela. Expreso mi cercanía a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida.

Desde esta ciudad, sede de los derechos humanos, hago un llamamiento para que se rechace todo tipo de violencia en la vida política y se encuentre una solución a la grave crisis que se está viviendo y afecta a todos, especialmente a los más pobres y desfavorecidos de la sociedad.

Que la Virgen Santísima interceda por todas las necesidades del mundo y de cada uno de sus hijos."

El Santo Padre inició la oración señalado que la bendición de las primeras piedras de las obras de Talitha Qum y la visita a la casa de la señora Lorenza, que acoge a personas para darles el alimento "me han hecho mucho bien porque se puede comprobar cómo el amor de Dios se hace concreto, se hace cotidiano ".

El Papa pidió realizar la oración pensando en la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá. "Como saben, durante un largo período de tiempo esta imagen fue abandonada, perdió el color y estaba rota y agujereada. Era tratada como un trozo de saco viejo, usándola sin ningún respeto hasta que acabaron desechándola ".

Asimismo, destacó la labor de las personas que de diversas maneras, buscan recuperar la dignidad del hermano caído por el dolor de las heridas de la vida, de los que no se conforman y trabajan por construirles una habitación digna, por satisfacer sus necesidades.

En ese sentido, el Santo Padre señaló que el Señor nos enseña a través del ejemplo de los humildes y de los que no cuentan con nada. "Son los pobres, los humildes, los que contemplan la presencia de Dios, los que se revelan el misterio del amor de Dios, ellos, pobres y sencillos, fueron los primeros en ver a la Virgen de Chinquinquirá y se convirtieron en sus misioneros, anunciadores su santidad".

El Papa solicitó rezar por la Virgen y San Pedro Claver, el 'esclavo de los negros' quien los atendía cuando llegaban desde África muchas veces solo con los actos de caridad porque no se podía comunicar con ellos por sus idiomas e indicó que "Pedro Claver sabía que el lenguaje de la caridad y de la era misericordia comprendido por todos. De hecho, la caridad ayuda a comprender la verdad y la verdad reclama gestos de caridad. Cuando se les repugnancia hacia ellos, besaba sus llagas".

El Santo Padre también señaló que todavía en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos o mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, empezando por su dignidad y por sus propios derechos.

Finalmente, el Sumo Pontífice indicó que la Virgen de Chiquinquirá y San Pedro Claver nos invitan a trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos, "en especial por los pobres y descartados de la sociedad, por los emigrantes, por los que sufren la violencia, todos ellos tienen su dignidad y su imagen viva de Dios".

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