sábado, 24 de junio de 2017

El conflicto comenzó el 13 de enero de este año cuando Amaya solicitó inscribir, bajo la clase N°25 de la Clasificación Internacional de Niza, el signo que ha sido utilizado por 20 años en su negocio familiar de comercialización de ropas para bebé. En ese momento, Dimark, empresa especializada en artículos para bebés y niños, presentó su recurso. 

En un principio, la compañía explicó que la similitud de las marcas no estaba solo en el nombre, sino también en el mercado donde comercializan los productos, ya que Dimark tiene el registro de Happy Baby también dentro de la clase 25 de Niza y aplica para babuchas, consideradas como calzado.

Teniendo en cuenta esta similitud, Amaya decidió modificar la cobertura del signo en mayo. Con esta variación, la marca El Bebé Feliz pasó a identificar exclusivamente “prendas de vestir para bebés de 0 - 12 meses”, que son los productos que comercializa su empresa.

Para la Dirección de Signos Distintivos de la SIC el argumento relacionado con la posibilidad de confusión por el nombre no tuvo fundamentos pues no encontraron semejanzas fonéticas u ortográficas.

Adicionalmente, el uso aprobado de la marca El Bebé Feliz incluye, además de la parte nominativa, una imagen que la acompaña. Pablo Delgado, abogado apoderado del titular del caso, explicó: “la SIC hace un análisis adecuado del signo en conjunto y de manera integral, como una unidad de marca y no por sus elementos de forma independiente, lo cual la llevó a concluir, lógicamente, que los elementos de la marca solicitada  tienen la aptitud y fuerza suficiente para identificar los productos asociados. Además deja ver la importancia del principio de especialidad y el limitar los productos a tiempo”. 

A pesar del resultado de la Resolución N° 35879, la SIC aclaró que no concedió a Amaya derechos de exclusividad sobre las palabras “bebé” y “feliz” aisladamente, pues son términos genéricos.