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  • Paulo Andrés Durán G.

lunes, 28 de marzo de 2016

Ninguno de los dos escenarios posibles se dieron, a tal punto que la fecha límite para la firma de los acuerdos en La Habana pasó casi desapercibida pues las ganas de millones de nacionales de salir a vacaciones por la Semana Mayor fue más fuerte.

Ayer, el mandatario de los colombianos se refirió apenas al tema y además de condicionar  la firma definitiva a la fecha exacta de desarme, explicó los tres puntos por los que no se concretaron las negociaciones hace seis días.

Tras una alocución, Santos, en compañía del jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle y del Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, manifestó que  una de las razones obedece a  antes de hacer política, se exige a las Farc haber dejado las armas y haber dado el paso hacia la legalidad. “Como lo he dicho desde el primer día, el vínculo entre política y armas debe acabarse para siempre en Colombia”, precisó el mandatario.

El segundo punto que no permitió llegar a un acuerdo el pasado 23 de marzo, es que se le exige al grupo subversivo dar una fecha fija para que termine el proceso de desarme, pues para el Presidente, por ningún motivo dicho tiempo puede quedar abierto. Y el tercer punto, hizo referencia a que ningún ciudadano colombiano puede quedar desprotegido como aconteció en el Caguán.

Según Enrique Serrano, docente de Ciencia Política de la Universidad del Rosario, sin duda lo mínimo para firmar un proceso de paz, tanto en Colombia como en cualquier país del mundo, es que el grupo alzado en armas las deje y las entregue a un organismo internacional; pues de lo contrario se generaría un ambiente de desconfianza.

Pese a ello, para Serrano, imponer o exigir plazos en estos acuerdos son una trampa tanto para el Gobierno como para las Farc, “pues en este tipo de negociaciones las agendas son imprecisas”, puntualizó el docente de ciencia política de la Universidad del Rosario.

Para Andrés Molano, especialista en derecho constitucional, es claro que la discusión de las condiciones de desmovilización, desarme, entrega de armas y transición a la vida civil de las Farc, es un proceso sumamente complejo; por tal razón, “cuando el Presidente dio el pasado mes de septiembre la fecha del 23 de marzo como fecha límite la mayoría de analistas políticos sabían que no iba a ser así”, declaró Molano.

Molano considera que hay un agotamiento del proceso de paz y cansancio de la opinión pública; aspectos que tienen un impacto negativo sobras las dinámicas de las conversaciones que se adelantan en La Habana.

Puntos pendientes para la firma

En el nuevo cronograma se deberá tratar el punto tres de la agenda ‘fin del conflicto’ y el punto seis ‘implementación, verificación y refrendación’, temas que no han sido acordados en su totalidad. Así mismo, se deberá conversar acerca del plebiscito como mecanismo de refrendación, sobre las zonas de concentración, con las recomendaciones del Congreso, y definir el acto legislativo 02.

Las opiniones

Andrés Molano
Especialista en derecho constitucional

“Hay un agotamiento del proceso de paz y cansancio de la opinión pública; aspectos que tienen un impacto negativo sobre las dinámica de las conversaciones que se adelantan en La Habana”.

Enrique Serrano
Docente de ciencia política de la Universidad Del Rosario

“Sin duda lo mínimo para firmar un proceso de paz, tanto en Colombia como en el resto del mundo, es que el grupo alzado en armas antes que nada las deje y las entregue a un organismo internacional”.

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