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  • Carlos Parra Dussan

jueves, 9 de febrero de 2012

El presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, a finales del año pasado en Londres para The Guardian, periódico inglés y en el presente año en el Hay Festival en Cartagena, señaló que es partidario de abrir un amplio debate sobre la legalización regulada de la droga, ya que la actual política prohibicionista, ha sido un fracaso.

El primer mandatario de los colombianos, afirmó que debería abrirse un debate sobre la legalización de la marihuana y la cocaína, señalando que la política debería considerar el problema del consumo como un problema de salud pública y no como delito. En este contexto, encontramos que el Foro Social Mundial Temático `Democracia, Derechos Humanos, Guerras y Cultivos de Uso Ilícito`, reunido en Cartagena de Indias en junio de 2003, señaló que la lucha contra las drogas realizada bajo la égida del prohibicionismo ha sido un fracaso, dando lugar de manera paulatina, al debate de la legalización regulada de la droga.

Lo nuevo es que lo dice un jefe de Estado en ejercicio y lo dice desde Colombia, un país que ha seguido al pie de la letra las políticas antidrogas asumidas por la ONU desde 1961, con la Convención Única sobre Estupefacientes de New York Ley 13 de 1974, instrumento que adoptó el prohibicionismo como política internacional antidrogas.

La ONU ha complementado esta política prohibicionista de drogas con otras tres convenciones, como la Convención contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, ley 67 de 1993, la Convención contra el Crimen Organizado Trasnacional, ley 800 de 2003 y la Convención contra la Corrupción relacionada con el Tráfico de Drogas, ley 970 de 2005. De esta manera, las políticas antidrogas en Colombia, se han caracterizado en general por ser cada vez más represivas, poco efectivas y estar altamente influenciadas por la normatividad desarrollada en el ámbito internacional.

Estas políticas para enfrentar el problema de las drogas principalmente en los países del norte y de la producción y tráfico en los países del sur han fracasado, así lo sustentan las cifras del consumo que en el mejor de los casos se mantiene estable en Estados Unidos y Europa, habiendo aumentado en los países emergentes y del sur del mundo.

Los promotores de ésta política consideran que prohibiendo y penalizando la producción, tráfico y consumo, la actividad del narcotráfico disminuiría por el temor a las penas privativas de la libertad, pero no ha sido así, pues las cárceles están atestadas de narcotraficantes siendo muchos de ellos extraditados, por considerarse el narcotráfico como un delito transnacional. Repensar las políticas antidrogas, significa apenas el primer paso en un arduo y complejo camino hacia un conjunto de políticas consensuadas mejores que las actuales, que respondan al conocimiento que hoy se tiene sobre la droga como un problema de salud pública, así como su naturaleza productora y traficante, como de sus mercados ilegales.

En conclusión, la política contra las drogas en el marco de la estrategia prohibicionista que gobierna actualmente el sistema internacional de fiscalización, se debe estudiar con el fin de replantear una nueva política antidrogas verdaderamente efectiva, que armonice con la ética internacional de los pueblos y la actual sociedad de consumo.

Antecedentes
Colombia ha ratificado todas las Convenciones de la Organización de las Naciones Unidas de lucha contra las drogas, sin embargo el Presidente de la República, Juan Manuel Santos ha cuestionado la actual política internacional antidrogas, ante el evidente fracaso de la política prohibicionista.

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