Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

  • José David Name Cardozo

lunes, 13 de enero de 2014

Pero al mismo tiempo significa un conjunto de oportunidades que mide a diario nuestra capacidad para lograr las metas propuestas en medio de la adversidad. El ciudadano se enfrenta con uno u otro escenario en las labores cotidianas, en el hogar y en la calle. Cada uno encara tropiezos y desafíos según su entorno y actividad. Con el transcurrir de las horas, los obstáculos son de distinta naturaleza pero ninguna solución es negada mientras se piense con sensatez y vocación de servicio a los demás.

Y tal vez lo que más nos hace falta como colombianos es sensatez y la expresión de un espíritu más colectivo que nos oriente en ese propósito de bien común que moviliza a toda sociedad.

La sensatez que demanda la situación actual del país puede derivarse de la reflexión juiciosa de los ciudadanos, de la información que transmiten unos medios de comunicación responsables socialmente, y de una justicia eficaz contra la criminalidad, el delito y la corrupción; además de lo que se espera como resultados de las ramas Ejecutiva y Legislativa del poder público.

En ese contexto, Colombia requiere fortalecer la seguridad ciudadana, generar mayor equidad, mejorar la distribución del ingreso, reformar el sistema judicial para visibilizar su aporte a la construcción de un país más justo y menos impune, estimular el crecimiento de la economía con énfasis en el desarrollo humano, extremar la calidad de la educación, hacer de la salud un sistema que responde a las necesidades de la gente y no de intereses particulares y garantizar la sostenibilidad de la convivencia pacífica entre los colombianos, entre otros aspectos esenciales para asegurar nuestro destino como Nación.

Si somos capaces de unir al Gobierno, al Congreso de la República, a la rama judicial, a los medios de comunicación y a los distintos estamentos de la sociedad civil alrededor de los grandes cambios que requiere nuestro país, podremos avanzar con paso firme hacia la terminación del conflicto armado que ha desangrado a Colombia durante más de medio siglo.

Sinceramente, a mi no me gusta mucho la idea de estar negociando la paz en medio de una campaña política tan delicada como la que estamos enfrentando hoy. Estaría más tranquilo si hubiésemos podido suscribir el acuerdo de paz antes, pero también es ingenuo creer que se lograría de la noche a la mañana.

Estoy convencido del debilitamiento militar de la guerrilla, de su vulnerabilidad ideológica, del rechazo mundial a este tipo de confrontaciones inmisericordes con la población civil y del cansancio de la población colombiana frente a más derramamiento de sangre sin sentido.

Creo que con campaña política o sin ella, el Presidente Juan Manuel Santos Calderón cristalizará su objetivo de paz con el respaldo mayoritario de los colombianos. Estoy irrestricta e incondicionalmente con ese deseo pacificador.

Cada mañana despierto seguro de que el 2014 será el año de la paz en Colombia y que país podrá salir airoso de las elecciones legislativas de marzo próximo y de las presidenciales en el mes de mayo venidero. Fácil no es, un imposible tampoco.

Los invito a no dispersarnos durante la temporada de fin de año, aprovechemos este tiempo para meditar y dotarnos de la sensatez que demanda la actual coyuntura nacional. Si lo hacemos, ganamos todos. Feliz año nuevo 2014 y mucha prosperidad y salud para la nueva vigencia.

LA REPÚBLICA +

Registrándose puede personalizar sus contenidos, administrar sus temas de interés, programar sus notificaciones y acceder a la portada en la versión digital.