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Responsabilidad social e inteligencia en agroproducción

martes, 26 de noviembre de 2013
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Lina Loaiza

¿Cómo cambiar positivamente vidas en nuestro día a día? Una pregunta que se hacen muchas compañías, pero pocas tienen la suerte de encontrarse  con Utopía y contagiarse de las sensibilidad que encierra esta “obra” de la Universidad de la Salle, ubicada a 30 minutos de Yopal y cuya  función es formar Ingenieros Agrónomos.

Pero estos profesionales de Utopia, no son simplemente un Agrónomo más en este contexto nacional, en cambio son personas de nuestra Colombia profunda: Arauca, Puerto Inírida, Caquetá, Vichada, Choco, etc., zonas afectadas por la presencia de grupos al margen de la ley, regiones en donde son pocas las carreteras pavimentadas,  y donde estudiar es un privilegio de pocos. Estos futuros profesionales que llegan a Utopia, porque fueron escogidos para cambiar sus vidas, no solo transforman su corazón y su mente, si no que todos los que de una u otra forma han sido tocados por ellos cambian su visión de los Ingenieros Agrónomos de este hermoso país Colombia.

Colinagro le ha brindado a  un grupo de colaboradores, el privilegio de poder visitar a los estudiantes de último semestre que están culminando sus estudios con un proyecto de emprendimiento en campo, este grupo de estudiantes se graduará en abril. En uno de estos viajes de reconocimiento nos encontramos con un proyecto de maracuyá, en el cual la función de Colinagro es prestar un asesoramiento técnico y corroborar la ejecución del proyecto a cabalidad. La magia del viaje  empezó desde el saludo a una mujer de 23 años, con la esperanza en sus ojos de que la visita saliera lo mejor posible. En el camino se generó un intercambio de conceptos técnicos, los cuales estuvieron al mejor nivel agronómico, muy cercano a Ingenieros Agrónomos de mucha trayectoria en el campo agrícola. Después de 1 hora de carretera sin pavimentar se llega a un hermoso cultivo de maracuyá, bien sembrado, bien nutrido con productos Colinagro, señalizado y bien ubicado.  Al empezar el recorrido por cada uno de los surcos, las plantas parecían hablar y decir lo bien tratadas que estaban y que si las condiciones seguían así los resultados en productividad y calidad que esperaba su dueña se iban a dar de sobra. Después, salimos para Arauca a terminar nuestro recorrido con los posibles compradores de  su fruta: los supermercados de la región, nuevamente corroborando que si las cosas siguen como hasta el momento, la fruta será altamente apetecida por su alta calidad.

Proyectos como éste que tocan a empresas como Colinagro nos hacen sentir vivos, con un propósito claro de que el campo Colombiano tiene futuro y que zonas como Arauca que no tienen hasta el momento un gran ejercicio agrícola podrían ser fácilmente la despensa alimenticia de la región oriental del país si se sigue apostando en capacitación de primera calidad como la dada por la Universidad de la Salle en Utopía, infraestructura para nuestra Colombia profunda,  y en ultimas como me decía Isabel en su recorrido no solo se generaría crecimiento económico para grandes agroindustrias, sino para los pequeños y para las regiones, ese sería un verdadero desarrollo económico.

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