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Michelin, P&G y American Express, historias para emprendedores

martes, 31 de marzo de 2015
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Tiempo después el gran invento de Bell dio lugar a la American Telephone & Telegraph Company (AT&T), empresa que casi 140 años después persigue un objetivo de expansión por Latinoamérica, principalmente en México.

También resulta curioso pensar cuántas casualidades  han hecho falta para que algunas de las empresas más importantes del mundo nacieran y se convirtieran en lo que son hoy. Un buen ejemplo es Procter & Gamble. Presente en 180 países, 4.800 millones de veces al día alguna persona en el mundo utiliza sus productos.

Y por qué no hablar de los orígenes de American Express, cuyos primeros 30 años se centraron en el negocio de los envíos hasta que en 1882 la compañía se lanza a un giro, pero no a uno cualquiera, sino al giro postal. Ese es el año en el que nace esta forma de mandar dinero de forma más segura, una novedad que se completa en 1891 con otra que a la postre sería más importante para la historia de la compañía: el cheque de viaje.

Pero fue la innovación de la tarjeta de crédito lo que le da a la compañía su fama mundial.  Los bancos empiezan a emitir tarjetas, que tendrán su despegue definitivo en 1958, con el lanzamiento de la primera de American Express: en solo un año más de un millón de personas podían usarla en 85.000 establecimientos de dentro y fuera EE.UU.. Uno de sus primeros titulares fue el rey del rock & roll Elvis Presley.

Pero estas no son las únicas empresas cuyos orígenes pueden ser tenidos en cuenta para la gran pantalla. LR recoge cinco historias empresariales más que (como la de AT&T) han dejado huella en la historia mundial y pueden ser insumo para los emprendedores.

General Electric y los inventos de Thomas Alva Edison, Michelin y la creación de llantas removibles, American Express y el inicio del envío de dinero, Tiffany & Co y su cambio de negocio con la migración de los aristócratas franceses, y la fusión de actividades de los cuñados William Procter y James Gamble son algunos ejemplos.

Tiffany, de papelería a icono de las joyas
Ni empezó siendo una joyería, ni estaba asociada al lujo y no disfrutó de éxitos desde el principio. Tiffany & Young nació como una tienda de artículos de regalo y papelería en Nueva York, con el dinero prestado por el padre de uno de los fundadores y en el día de su inauguración solo hizo una caja de US$4,98. El final de la Monarquía de Luis Felipe I, el último rey de la historia de Francia, supondrá la huida de muchos aristócratas del país a finales de los años 40, una situación que Tiffany aprovechó para cambiarles sus joyas por dinero en efectivo. La prensa llegó a coronarle como el rey de los diamantes.

Un matrimonio juntó a Procter y Gamble
William Procter y James Gamble, decidieron emigrar desde dos países diferentes (Inglaterra e Irlanda) a EE.UU. coincidiendo en una misma ciudad (Cincinnati) y en un mismo año (1837). Procter se estableció como fabricante de velas y Gamble se dedicó al jabón. Y el colmo de la casualidad es que se casaran con dos hermanas, Olivia y Elisabeth Norris. Fue el suegro de ambos el que animó a estos dos cuñados a juntar sus negocios. Así nació P&G, con Gamble centrado en la producción y Procter en el marketing, un área que siempre ha sido clave para la firma y que comenzó en 1838 con los primeros anuncios.

General Electric nació con Edison
Todo comenzó en Menlo Park (Nueva Jersey), en 1879, con la invención de la primera bombilla de filamento de carbono incandescente, que se patentó un año después; siguió con el desarrollo de los primeras dinamos para convertir la energía mecánica en eléctrica; y continuó cuando una nueva empresa de su propiedad abrió la primera central eléctrica de Nueva York. Ese caudal innovador se fundió en una única compañía en 1890, la Edison General Electric, que solo dos años después se fusionó con una firma de su competencia, la Thomson-Houston Company. Así, nacía General Electric.

El teléfono de Bell hizo a AT&T
Todo había comenzado unos meses antes de la transmisión de Bell cuando Gardiner Hubbard y Thomas Sanders accedieron a financiar las investigaciones del inventor; siguió con la aparición del teléfono, y culminó en 1877 cuando los tres hombres fundaron la Bell Telephone Company para explotar comercialmente las dos patentes registradas por Bell. Con el negocio viento en popa, aparece en 1885 la American Telephone & Telegraph Company (AT&T), una subsidiaria de la empresa matriz cuyo negocio se centraba en las redes de larga distancia. La primera se abrió sólo un año después, conectando Nueva York y Filadelfia.

Un pinchazo dio origen a Michelin
Clermont-Ferrand (Francia), 1891. Un ciclista pincha y se dirige a una fábrica cercana en busca de ayuda. Allí encuentra a Edouard, un empresario dedicado a fabricar pastillas de freno. Cambiar una rueda de bicicleta a finales del siglo XIX podía ocupar varias horas, pero Edouard vislumbrará un negocio: crear llantas desmontables que cualquiera pueda reemplazar en menos de media hora. Hoy, 123 años después, hay dos cosas que no han variado. Las ruedas se siguen pinchando y el negocio que surgió ese día sigue vigente. Un apunte más, el apellido de Edouard era Michelin.

American Express y sus primeros envíos
La American Express Company nació el 18 de marzo de 1850 en Búfalo de la mano de varios empresarios encabezados por Henry Wells y William G. Fargo, los mismos que dos años después fundarían la empresa que actualmente lleva sus apellidos. En aquel momento el servicio postal era lento, caro o no existía en muchas zonas de EE.UU.. Nada más grande que una carta se podía mandar y, por supuesto, nada que fuera valioso, porque los envíos se perdían o eran robados. American Express comienza transportando efectivo, oro, plata, brandy y hasta caimanes. ¿Su principal cliente? La banca.

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