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La construcción corresponde a una actividad económica, que suma las edificaciones y las obras civiles. Su PIB-real no solo mantuvo la tendencia decreciente del año pasado, sino que se desplomó a comienzos del presente. Los resultados en conjunto para el primer semestre de 2017 fueron negativos, no obstante el buen dinamismo de la construcción de obras civiles o infraestructura. Su desarrollo genera competitividad y se refleja en mejora en la calidad de vida.
En relación a la vivienda, la demanda crece por encima de la oferta si se analiza el mercado potencial colombiano, ya que se crean 280.000 hogares por año e históricamente, 2015 se convirtió en el año de más viviendas formales construidas, con 170.000 unidades.
La actividad edificadora tuvo entonces, un marcado deterioro en 2016-2017 pero, ya tocó fondo, como lo acaba de señalar el informe del área de investigaciones económicas de Bancolombia, e igualmente que la tendencia de decrecimiento de la economía, también tocó fondo. Lo anterior ratifica que la suerte de la construcción acompaña a la de la economía y viceversa.
Las circunstancias de ser la vivienda, una infraestructura familiar necesaria e instrumento de política económica y social, así como también que comienza a recuperarse la economía, habiendo apetito de inversionistas institucionales tanto internacionales como locales por promover y comprar vivienda para arriendo, que además la clase media crece y allí se encuentra gran parte del déficit habitacional, señalan en suma, a la actividad de la construcción como promisoria, con una inexorable recuperación gradual.
Refuerza lo anterior que ciertamente el sector inmobiliario se ha venido consolidando como instrumento de política pública, de política crediticia, de formación patrimonial y de estabilidad de inversión.
El mejor comportamiento de la economía está soportado, desde lo externo, por la tendencia de recuperación global, tanto que de los 192 países que analiza el Fondo Monetario Internacional - FMI, solo seis los proyecta en recesión y, además, el interés de los agentes internacionales por el mercado emergente sigue sólido; desde de lo interno, por el volumen de las exportaciones no petroleras el que se ha recuperado y, el efecto negativo de la reforma tributaria probablemente comience a disiparse, reforma que sí sirvió para mantener a Colombia en calificación de inversión.
A nivel regional, con el menor ruido de inestabilidad regulatoria en Bogotá desde el inicio de la Administración Peñalosa, la capital comienza a recuperar su peso específico con el crecimiento de licencias de construcción. Otro ejemplo se vislumbra en el Valle del Cauca con su recuperación, según cifras de trámite de licencias. Por otra parte, la asequibilidad de la vivienda, con la baja de las tasas de interés y los subsidios del gobierno a la demanda, también retoma una tendencia positiva.
Este análisis positivo del sector inmobiliario y de la construcción formal, es además un reconocimiento a un visionario del mismo, Luis Fernando Muñoz, quien se retira de la cabeza del área inmobiliaria de Bancolombia, líder en crédito constructor y cartera hipotecaria, después de contribuir al sector por cerca de 30 años de logros que impactaron a la modernización urbana, a la vivienda y a la actividad empresarial de la construcción. Su experiencia y positivismo seguirán siendo muy valiosos.