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Analistas 01/10/2019

PIB-real y generación de empleo en Colombia

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

La economía colombiana ha venido creciendo a un ritmo promedio de 2,4% anual durante el último quinquenio, por debajo de su nivel potencial de 3%-3,5%. Sin embargo, a lo largo del primer semestre de 2019 su crecimiento logró acelerarse levemente hacia 3% anual frente a 2,5% de un año atrás. En todo caso, los problemas de comercio global y baja competitividad del país dificultarían sostener crecimientos en la franja 3,5%-4% anual, como los visualizados en el PND 2018-2022.

Este lento crecimiento del PIB-real está comprometiendo seriamente el mercado laboral, el cual muestra un deterioro cercano a 1% en lo corrido del año a julio, promediando tasas de desempleo de 10,7% y superando 11% a nivel urbano. Este ha sido el resultado de combinar bajo crecimiento, pobre absorción de la mano de obra (cayendo -0,6% en lo corrido del año) y errores al asignar exagerados reajustes en el SML en los últimos años, superando en 3% real la Regla Universal (var. % SML = Inflación +/- var. % PL).

El gráfico adjunto ilustra la relación PIB-real y generación de empleo para los principales sectores económicos del país durante el primer semestre de 2019. En el plano positivo (“elevado crecimiento” y “alta generación de empleo”), se encuentran sectores asociados a las ramas financieras, mineras y de servicios sociales. En cambio, en el plano de “bajo crecimiento” y “destrucción de empleo” aparecen los sectores de industria y agro.

Llaman la atención el comportamiento peculiar de los sectores de transporte-comunicaciones, actividades empresariales y de electricidad-gas-agua mostrando crecimientos aceptables, pero con destrucción de empleos en dichas áreas. De forma similar, constituye una sorpresa el caso del sector construcción contrayéndose en su actividad económica, pero generando mayor empleo y de forma dinámica.

Nótese que sectores con buena dinámica al interior del PIB, como lo fueron la intermediación financiera (+5% anual) y la minería (3,2%), también fueron generadores de empleo (9,3% y 4,2% anual, respectivamente). Pese a que la cartera bancaria viene repuntando a niveles de 3,6% real a julio de 2019 (vs. 1,5% un año atrás) y la producción petrolera bordea los 895.000bpd en lo corrido del año a agosto (vs. 854.000bpd), ello no se traduce en mayor generación de empleo a nivel nacional dado el bajo peso que tienen en el personal ocupado (2% del total). La buena noticia proviene del sector de servicios sociales (3,4%), que ha logrado contrarrestar parcialmente la destrucción de empleo al aumentar en un 1,8% anual sus trabajadores (con una participación de 20% del total de trabajadores ocupados).

Como decíamos, los sectores de agro e industria son los que más han incidido en la destrucción de empleo (-5,8% y -1,8% anual), a la vez que muestran una baja dinámica en sus actividades. El pobre desempeño del agro (1,7% vs. 3,7% un año atrás) se atribuye a la crisis de rentabilidad del sector (agudizada en productos como el arroz y el café) y a problemas derivados del cierre de la vía al Llano. A pesar de la aceleración en la industria (1,7% vs. 1%), esta no muestra un aprovechamiento significativo de la devaluación pro-exportadora de 12% promedio en lo corrido del año a agosto. Preocupa entonces que estos dos sectores del agro y la industria, que participan con 28% del empleo continúen expandiéndose lentamente.

El comercio-turismo (representando 27% del empleo total) tuvo buen desempeño a nivel del PIB-real (4,4% vs. 3,8% un año atrás), pero ello no se ha reflejado en la generación de empleo. Ello estaría asociado, también, a la competencia de modalidades hard-discount y procesos tecnológicos. El sector construcción, por su parte, ha mostrado recuperación en absorción de mano de obra durante el primer semestre de 2019 (+12,9%), aunque sus actividades de edificaciones no andan nada bien. El mayor dinamismo empleador ha provenido de las obras civiles.

El gobierno, preocupado por esta grave problemática laboral, ha venido impulsando los “pactos de competitividad” y ahora ventila la esperanzadora idea de flexibilizar el mercado laboral de Colombia. Claramente, esta debe ser la línea de acción, pues nuestros estudios técnicos indican que la reducción de los costos no-laborales podrían generar cerca de 1,8 millones de nuevos puestos de trabajo e incorporar unos tres millones de trabajadores a la formalidad (ver Informe Semanal No. 1478 de septiembre de 2019). No obstante, vale la pena advertir que las intenciones legislativas, que piensan otorgar más primas-laborales o continuar encareciendo el SML por encima de lo que permite la productividad laboral, obrarían en sentido contrario al destruir más puestos de trabajo.

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