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Analistas 12/12/2018

Un llamado a la sensatez

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

En las últimas semanas el país ha visto como la acentuada polarización política se ha intensificado. El grado de pugnacidad que se experimenta en las discusiones diarias es tal, que las opiniones altisonantes, apasionadas y poco reflexivas han ensombrecido a los argumentos sosegados y rigurosos. En esta línea, es ciertamente preocupante que los señalamientos tendenciosos y muchas veces desinformados que se suelen hacer desde las redes sociales, estén afectando ya no solo el debate político, sino también la actividad económica.

Al respecto, la reciente difusión de mensajes falsos o parcializados respecto a un sector como el financiero, es a todas luces alarmante en la medida que pareciera no solo querer posicionar un sesgo anti-empresa dentro de la población, sino minar la estabilidad financiera, pilar esta del crecimiento económico. En esta línea, desde algunos sectores de la población parece ignorarse que el sector financiero, al irrigar liquidez a todas las ramas de actividad, mejora la asignación de recursos para la inversión y fortalece las condiciones de ingreso de la población más vulnerable, elementos que se conjugan en un mayor bienestar económico.

De igual manera, estas críticas omiten, de manera intencionada, que la rama de servicios de intermediación financiera ha contribuido al crecimiento de la economía en alrededor de 0,3 pp en los últimos años (10% del crecimiento total de 2018, un 2,7%), consolidándola como una de las más dinámicas de la economía. Adicionalmente, se suele soslayar que la labor conjunta de la banca y el regulador ha llevado a que actualmente el sistema financiero local exhiba niveles de solvencia, riesgo de liquidez y provisiones que superan ampliamente los mínimos regulatorios, lo que a su vez ha sido reconocido y valorado por las agencias calificadoras de riesgo y los inversionistas extranjeros.

Por su parte, en diferentes estamentos del país también suele ignorarse que el sector financiero es uno de los grandes contribuyentes, toda vez que su aportación por concepto de impuesto de renta corporativa alcanza 12,6% del total, equivalente a 0,4% del PIB, superior al de la mayoría de los sectores y más de dos veces la participación del sector dentro del valor agregado de la economía (4,7%). Por ende, no deja de llamar la atención que algunas voces apelen al populismo y exijan la implementación de sobretasas al impuesto corporativo del sector que violan el principio de equidad tributaria horizontal.

En una coyuntura como la actual, en donde la economía se encuentra en un proceso gradual de recuperación, el papel del sector financiero resulta fundamental para potenciar el desarrollo. La dinamización de los canales de inversión y el consumo privado, así como la contribución a la financiación de los grandes proyectos que necesita el país para cerrar las brechas de pobreza y desigualdad social, son objetivos que solo podrán alcanzarse con el robustecimiento de la banca.

Como país debemos ser conscientes no solo de la importancia del sistema del sector financiero, sino también de los riesgos que enfrentamos cada vez que se desvirtúa el papel de las instituciones, o se juzga y generaliza a priori sobre la probidad con que se manejan empresas con el más alto nivel de regulación. Por ello, es fundamental promover la educación financiera y mejorar la calidad del debate económico en Colombia, lo cual en ningún momento niega el lugar a los desacuerdos respetuosos. Solo de esta manera, estaremos a la altura de los retos que enfrenta el país y atenuaremos los niveles de polarización.

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