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Analistas 28/02/2017

Un gran avance social

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria
La República Más
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La cifra que el país conoció recientemente sobre el comportamiento de la actividad económica en 2016 ratificó los estimativos que buena parte del mercado había venido anticipando. Resultó, en efecto, ser un año de importantes ajustes, caracterizado por retos de gran calado en diversas dimensiones y por la complejidad del contexto económico y político. Así, el balance sobre el comportamiento del PIB colombiano indicó que, si bien se presentó un leve repunte en el último trimestre, en el consolidado de 2016 la expansión apenas alcanzó el 2,0% real, la cifra más baja desde la crisis financiera internacional de 2009.  

El análisis sectorial es ilustrativo en señalar, salvo el sector construcción, la industria y la actividad de establecimientos financieros, la notoria desaceleración en el resto de ramas productivas. En efecto, el sector financiero y la construcción, los de mejor desempeño, amortiguaron buena parte de los efectos de los fuertes choques que impactaron a la economía a lo largo del año.

Con estos resultados, la consolidación de los vínculos entre el sistema financiero y el sector de la construcción continuó demostrando ser deseable para el desarrollo económico del país. Prueba de esta sinergia virtuosa está relacionada con las buenas noticias que dejó 2016 en materia de profundización en la construcción, adquisición y financiamiento de vivienda, en particular en aquellos segmentos poblacionales más vulnerables. Se destaca, en este escenario, el hecho de que el 2016 haya resultado ser un año récord para el sector residencial: se vendieron cerca de 147.000 viviendas nuevas y el sistema bancario desembolsó cerca de 148.000 créditos. 

Dicha dinámica estuvo soportada, en buena parte, por los distintos programas que el Gobierno Nacional mantuvo vigentes para apoyar la adquisición de vivienda nueva, en especial hacia sectores sociales con menores recursos. Gracias al esfuerzo mancomunado entre el Gobierno, el sector financiero y los constructores, en 2016 se otorgaron más de 76.000 subsidios por cerca de $3,8 billones y se financiaron viviendas por un valor total de $6,6 billones. Del número total de subsidios, cerca del 80% se otorgaron para la compra de viviendas de interés social, una cifra que, reconociendo por supuesto los retos que aún persisten, debe ser objeto de orgullo para el país.

Esto marca un hito en materia de vivienda para hogares con escasos recursos, a quienes se les dificulta acceder a una vivienda digna. Demuestra, además, que los esfuerzos realizados por el Gobierno y la Banca desde 2012 (cuando apenas se otorgaban 20.000 subsidios de este tipo) han permitido darle un enfoque cada vez más social a la financiación de vivienda. Estos esfuerzos, sin duda, seguirán consolidando las conquistas que el país ha capitalizado en los últimos lustros en materia de reducción de pobreza y desigualdad.

La financiación de la vivienda tendrá, sin embargo, que continuar sorteando retos importantes en 2017. Uno de ellos está asociado con la necesidad de afrontar el impacto que tendrá la reforma tributaria sobre las decisiones de compra de vivienda por parte de los hogares. La creación del tope global para las rentas exentas terminará por limitar el alcance de los beneficios que aplican a los ahorros en las cuentas AFC y a la deducción a los intereses pagados por los créditos de vivienda. De otro lado, existe un riesgo asociado a eventuales pérdidas en la capacidad de compra de vivienda por parte de los hogares dado el ciclo por el que viene atravesando la economía. Sobre este último punto cobrarán relevancia los programas de subsidio del Gobierno que apoyan a los hogares en materia de tasa de interés y cuota inicial.

En suma, los retornos que para el país ha generado el invertir recursos para que cientos de miles de familias colombianas puedan acceder a una vivienda formal han sido de gran importancia en términos de desarrollo y bienestar. El gran reto para los años venideros consiste en mantener de forma persistente la coordinación de esfuerzos que propicien condiciones sostenibles para que cada vez más hogares colombianos puedan seguir haciéndolo.

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