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Analistas 20/03/2019

Riesgos externos

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

Aun cuando empresarios y analistas dan por descontado que 2019 será mucho más promisorio para la economía local frente a años anteriores y los riesgos en materia fiscal e inflacionaria parezcan limitados, en el frente externo se vislumbran riesgos provenientes de las economías más importantes a nivel global. El monitoreo de las condiciones internacionales será de gran importancia para la toma de decisiones, toda vez que se prevé que el ritmo de crecimiento de la economía global se debilite, pasando de 3,7% en 2018 a 3,6 % en 2019.

Por un lado, el crecimiento de la economía de Estados Unidos exhibiría una ligera moderación en 2019 al situarse entre 2,5% y 2,7%, un nivel que si bien continuaría por encima del potencial (2,2%), reflejaría una menor confianza en el desempeño de esta economía. Esta pérdida de tracción estaría explicada por una menor dinámica de la inversión privada no residencial conforme se diluye el estímulo fiscal otorgado por la administración Trump, pero sería compensada por el desempeño del consumo (2,7%-2,8%) y una aceleración del gasto público federal, que crecería en torno a 3,8%. Estos últimos elementos, aunados a la pausa en el proceso de normalización monetaria, mantendrían acotada la probabilidad de recesión en el corto plazo.

Por otro lado, la economía china, referente para los países emergentes, se expandió a un ritmo de 6,6% en 2018, nivel que no solo fue el más bajo desde 1990, sino que pareciera confirmar el gradual proceso de desaceleración que se ha presentado desde 2010. Dicha tendencia se mantendría para 2019 y 2020, puesto que los crecimientos esperados bordearían el 6,2% y 6,0%, respectivamente. Actualmente, las autoridades chinas enfrentan un complejo dilema entre reducir de manera decidida el peligroso nivel de apalancamiento en la economía y estimular la demanda agregada en el corto plazo por medio de medidas contracíclicas. Cabe anotar que del rumbo que tome el gobierno chino en los próximos años dependerá el crecimiento sostenible y la estabilidad financiera no solo de este país, sino de la economía global.

En el frente europeo, el escenario de crecimiento estaría caracterizado por una leve desaceleración asociada al creciente riesgo político generado por la consolidación de partidos populistas, los cuales vienen promoviendo acciones contrarias a las recomendaciones de la Comisión Europea en materia de eficiencia y sostenibilidad del gasto público. A esto se suman incertidumbres puntuales como el grado de la inestabilidad fiscal de la economía italiana y el aplazamiento del Brexit.

Aunque en el corto plazo la probabilidad de recesión en los países desarrollados y China es baja, debe tenerse en cuenta que la desaceleración de la economía global podría afectar el ritmo de crecimiento de Colombia. Algunos estimativos muestran que pérdidas de tracción en el crecimiento de Estados Unidos y de China del orden de 1,0 punto porcentual (pp), llevarían a que el PIB de Colombia se desacelere en aproximadamente 0,3 pps.

Estos resultados muestran que, por vías como el escalamiento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la disminución de los precios de las materias primas o una menor demanda por nuestros productos manufactureros y agrícolas, la dinámica económica local puede verse resentida. El país continúa siendo susceptible a las condiciones externas y de allí la importancia de acotar nuestra vulnerabilidad a choques en las condiciones de estabilidad global, realizando las reformas estructurales que eleven los niveles de productividad y reduzcan la incertidumbre fiscal.

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