¡Las sorpresas que nos dejó 2015…!

Ha terminado uno de los años más complejos de la economía colombiana en la última década. Y es que 2015 fue un año de varias sorpresas, unas provenientes de los mercados internacionales y otras de factores locales, y que tuvieron fuertes repercusiones en la dinámica interna y en las perspectivas de crecimiento.

Sin duda, el petróleo continuó siendo la noticia del año y la volatilidad de sus precios la variable que más atención requirió de los mercados financieros e inversionistas. El incremento en las reservas de crudo a nivel mundial, la menor demanda producto de la desaceleración de la economía china y el menor crecimiento de los países desarrollados, se conjugaron para profundizar la mayor caída en el precio del petróleo en más de una década. 

Como un termómetro de esta mayor incertidumbre, vino una fuerte depreciación del tipo de cambio que sorprendió no solo por su elevada volatilidad sino por su celeridad. Mientras el barril de crudo se hundía en las oscuras aguas de la sobreproducción, el dólar salió a flote con fuerza a lo largo de 2015 y de forma intempestiva rompió todas las barreras históricas en su cotización, alcanzando ritmos de depreciación cercanos a 50%. Una dinámica que, para fortuna de unos e infortuna de otros, podría mantenerse en el corto plazo dadas las nuevas condiciones de liquidez mundial y la senda bajista en las cotizaciones del crudo.

Tuvimos también, una vez más, un año con choques de oferta que generaron y continúan aun generando incertidumbre. El Fenómeno de El Niño, que poco a poco fue incrementando su intensidad a lo largo del año, terminó materializándose en fuertes sequías y en presiones significativas en los precios de los alimentos y la energía. Si bien ya es recurrente para los colombianos que, de cuando en vez, este tipo de fenómenos climáticos cobren protagonismo, la intensidad en este 2015 contempló incluso la probabilidad de un “apagón” energético, un hecho que hasta ahora no se ha materializado.

Estas grandes sorpresas derivaron en una adicional en materia de precios, y es que la inflación mantuvo una senda alcista y sostenida a lo largo del año y término desbordando todo pronóstico. Este hecho obligó a la autoridad monetaria a incrementar, en medio del desanclaje de las expectativas de inflación, sus tasas de interés en 125 puntos básicos, un escenario que no estaba en el radar del mercado y de ningún analista a inicios del año. La inflación, que bordeó en 2015 niveles cercanos a 7%, difícilmente convergerá a niveles de 3% antes de dos años, lo que hace que 2016 comience con claras expectativas de que, pese a su esperado descenso, la meta de inflación tampoco se cumplirá y esto, claramente, fue una de las grandes sorpresas que nos dejó este 2015.

De otro lado, nuestro balance externo continuó deteriorándose. La caída en las exportaciones tradicionales, sumado a la poca tracción de las no tradicionales, que no reaccionaron como buena parte del mercado lo descontaba en medio de la mayor depreciación cambiaria, contribuyó a profundizar el déficit en cuenta corriente, nuestro gran “lunar” en materia de vulnerabilidad externa.

Sin embargo, 2015 también fue un año en el que, aún pese al turbio escenario externo, la economía colombiana continuó mostrando su fortaleza. El crecimiento en el tercer trimestre fue el más alto de la región y el de 2015 como un todo será uno de los más destacados en Latinoamérica. El sector financiero y la dinámica de la construcción, como efecto compensatorio, continuaron contribuyendo a la dinámica productiva. Los choques internacionales negativos encontraron así una economía resiliente y con buenos fundamentales, en donde las buenas prácticas y la adecuada gestión de riesgos por parte de banca se constituyeron y seguirán constituyéndose como uno de los grandes pilares sobre el que descansa buena parte de nuestra solidez macroeconómica. 

Despedimos un año complejo, pero estamos preparados para recibir un año retador y que comienza desde ya con mejores perspectivas.