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Analistas 27/01/2021

Hora de balances sanitarios

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

Si bien aún no hemos superado el pico de la segunda ola del covid-19, el hecho es que en dos meses ya cumpliremos el año desde que se impusieron diferentes medidas restrictivas, unas a nivel nacional, y otras moduladas por autoridades territoriales. Por lo tanto, y una vez salgan los datos de crecimiento del 4to. trimestre, podríamos hacer no solo el balance sanitario de las medidas tomadas y su impacto en la economía nacional, sino también su efectividad en salvar vidas y evitar la destrucción de empleo. Y, sobre todo, poner la mirada en las regiones.

Establecer y aplicar indicadores como el índice de “severidad de las medidas” o “stringency index” de la Universidad de Oxford, nos brindaría una buena vara para hacer comparaciones con nuestros pares continentales, y entre nuestras regiones y ciudades. Y juntar todo esto con las variaciones relativas de contagio, mortandad, pérdida de empleo, retroceso en su economía. Tener una idea de que funcionó, que tanto, y que no, así como qué faltó, si es del caso.

Por ejemplo, me gustaría ver si las medidas tomadas por la Alcaldía de Bogotá, mucho más severas que el promedio, en términos de movilidad y confinamiento, le han brindado a la capital unos mejores resultados epidemiológicos. ¿Cuál ha sido su costo en términos de empleo y cómo se compara con las otras grandes ciudades? ¿Fue aprovechado el tiempo para crecer la capacidad de sus sistemas de salud, y cuándo de este crecimiento se debió a esfuerzo propio y cuánto fue aporte nacional, o incluso aporte del sector privado? ¿Cuál fue la eficiencia del gasto público en todos los niveles, tanto en apoyo a población vulnerable como infraestructura de salud? ¿Qué pasó con la cuantiosa inversión en el pabellón de Corferias o en hospitales de campo en otras ciudades? ¿Cuántas UCI, máscaras, medicinas, e implementos terminaron adquiriendo los entes territoriales? ¿A qué precios y en qué cantidades? Estas son las preguntas que debíamos hacernos.

Obviamente pasarán primero al tablero las acciones tomadas el Presidente Iván Duque y las autoridades sanitarias nacionales encabezadas por el Ministro de Salud, Fernando Ruiz. Y por lo que he visto hasta ahora, creo que pasarán la prueba con creces. Guiados por la ciencia y aconsejados por epidemiólogos, pero con el ojo puesto en la economía y el empleo, han sido fuente de inspiración, serenidad, e información clara y transparente. Los respiradores llegaron y se distribuyeron cuando se necesitaron. Cuando se agotaban equipos y medicinas para el tratamiento, ya las compras estaban hechas. Y se garantizan ahora 35 millones de vacunas, lo que nos lleva a la inmunidad de manada requerida. Son muy pocos los países en desarrollo que puedan hacer alarde de estos logros y del hecho que nuestra red nacional de salud no se ha visto avasallada, a pesar del crítico estrés a la que ha sido sometida.

Pero estamos ya en un nuevo año. Un año que empezó con confinamientos y terminará con vacunaciones masivas, pero que también deberá enfocarse en la reactivación del empleo y la fibra empresarial del país. Un crecimiento del PIB por encima de 4% debería ser la meta mínima. Para lograrlo, es indispensable tener el balance de los que nos pasó en 2020 en lo sanitario y lo económico, para llegar con más sabiduría, a un equilibrio entre ambos que nos permita en el 2021 dejar atrás el horror de la pandemia y trabajar en la recuperación del crecimiento.

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