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Analistas 11/10/2016

Hacia la transformación del campo

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria
La República Más
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Durante la última década el sector agropecuario en Colombia ha venido, en promedio, creciendo por debajo del resto de la economía. La baja productividad del sector se ha reflejado no solo en su bajo desempeño económico sino en la lenta evolución de las condiciones de vida de la población rural, en donde se mantienen las mayores tasas de pobreza y desigualdad. Entre las causas que explican este comportamiento están la baja rentabilidad, los problemas de derechos de propiedad y tenencia de tierras, el predominio del conflicto armado en algunas zonas, y las dificultades para acceder a fuentes formales de crédito.

En este último aspecto, hay que señalar que el campo colombiano enfrenta una importante brecha en términos de profundidad y de inclusión financiera. Si bien la profundización financiera del sector agrícola ha venido en aumento desde principios de siglo, pasando de 12% a 34% del PIB en la actualidad, la brecha frente al total de la cartera se ha incrementado. En lo relacionado con inclusión financiera, según la Encuesta Longitudinal Colombiana de la Universidad de los Andes (Elca), mientras en las zonas urbanas 41,2% de los adultos tiene un crédito vigente con una entidad financiera, en las zonas rurales este dato solo alcanza 27,9%.

Esta realidad nos muestra la necesidad de ajustar el modelo de desarrollo del sector agropecuario. Existen, en este escenario, cuatro elementos en el proceso de reestructuración del campo colombiano, claves para afrontar las oportunidades y desafíos del financiamiento del sector rural: i) las Zonas de Interés de Desarrollo Rural Económico y Social (Zidres) y la financiación de grandes proyectos productivos; ii) el plan Colombia Siembra; iii) la vigencia de los derechos de propiedad en el sector rural; y iv) el rol de herramientas tecnológicas para un mejor manejo de los riesgos rurales.

Las Zidres, por un lado, se muestran como una oportunidad de impulsar proyectos productivos de gran envergadura en siete millones de hectáreas explotadas por debajo de su potencial, donde el aporte del sistema financiero y de la banca de inversión será pieza fundamental. Por esta razón, es necesario que en el diseño de los incentivos, estímulos financieros y mecanismos especiales de garantías que plantea la Ley 1776, se incorporen los requerimientos de la banca privada para asegurar la financiación de estas zonas. En esta misma línea se encuentra el plan Colombia Siembra, cuyo objetivo es promover la siembra de un millón de hectáreas y fomentar las exportaciones del sector.

No obstante, para que estos proyectos puedan llegar a buen término, es fundamental que el país logre consolidar los esfuerzos de formalización de la propiedad rural como sustento de la profundización y de la inclusión financiera, dados los potenciales beneficios en términos institucionales. Precisamente, entre los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y las Farc se erige una Reforma Rural Integral que involucra, entre otras cosas, un acuerdo para la formalización de la propiedad rural y apoyo técnico y financiero para esta población.

Por último, la masificación de las tecnologías móviles es esencial para la inclusión financiera en las áreas rurales. Innovaciones como los créditos de consumo de bajo monto y los microseguros rurales son productos financieros con el potencial de superar las enormes brechas que afectan las áreas rurales. Con una cobertura de 100% de los municipios del país, el sistema financiero y el Gobierno tienen las herramientas para mejorar el uso y el acceso de productos financieros a la población rural.

La puesta en marcha de estos cuatro elementos será fundamental en la tarea de transformar al campo colombiano en uno más productivo, eficiente, con claridad jurídica en la propiedad de la tierra y mayores oportunidades de uso y acceso a los productos y servicios que ofrece la banca. El Gobierno y el sector privado deben trabajar de la mano para lograr materializar estas iniciativas y la banca, por supuesto, continuará redoblando sus esfuerzos por la inclusión financiera de la población rural.

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