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Analistas 09/10/2019

Estrategias acertadas

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

Uno de los principales objetivos de política pública es mejorar la calidad de vida de los habitantes de menores ingresos o en condición de vulnerabilidad, aquellos que requieren de asistencia para poder acceder a servicios de salud, educación y vivienda. Persiguiendo este último objetivo, la inversión estatal durante los últimos diez años ha sido la mayor en la historia en el sector, recalcando la intención de apostarle a la consecución de una vivienda digna, un paso fundamental para salir de la pobreza.

Programas como Mi Casa Ya (MCY), Viviendas 100% Gratuitas, Vivienda de Interés Prioritario (Vipa) y las distintas fases del Frech han logrado, de la mano del sector privado, el afianzamiento del segmento de Vivienda de Interés Social (VIS) en el país. La consolidación de este mercado es una ganancia en equidad, pues permite canalizar los subsidios estatales, municipales y de las cajas de compensación familiar hacia la población de menores recursos. No obstante, es innegable que es momento de expandir el espectro de herramientas de política pública e implementar programas innovadores que generen inclusión financiera y promuevan la cultura de ahorro.

En este sentido, el más reciente programa, Semillero de Propietarios, va en la dirección correcta. Su objetivo no ha sido otro que el de promover el acceso a vivienda digna de hogares con ingresos de hasta 2 salarios mínimos, combinando un periodo de ahorro previo en el sistema financiero formal, con el posterior acceso a programas ya existentes como Mi casa ya. De este modo, se logra un paso importante en inclusión, se crea un historial crediticio y finalmente se accede a financiación a través de crédito hipotecario o contratos de leasing habitacional, un hecho difícil en el pasado para este segmento poblacional.

El planteamiento de la primera versión del semillero, Semillero de Propietarios Arrendamiento con Opción de Compra, luce novedoso, ya que busca otorgar un subsidio mensual por un período máximo de dos años que ayuda a cubrir el canon de arrendamiento en una vivienda digna, liberando espacio para generar recursos que luego ayudan a adquirirla. Por su parte, la segunda versión “Semillero de Propietarios Ahorro”, anunciada a mitad de este año, busca otorgar un subsidio adicional a quienes logren completar un monto predeterminado de ahorro en el sistema financiero formal, sin duda un incentivo adecuado. Por supuesto, estos programas para ser exitosos requieren un especial cuidado en su implementación y será muy relevante ver el detalle operativo, donde aún pueden existir retos.

Esta transformación del concepto de vivienda de interés social representa una nueva perspectiva. Han sido ejemplares aquellos modelos como el francés, donde, por medio de iniciativas con un alto nivel de institucionalidad y diversas formas de financiación, se han creado viviendas de interés social que se asemejan a pequeñas ciudadelas, con espacios óptimos y cada vez mejor valorizados. En la realidad local, proyectos que busquen el acceso a vivienda de calidad para población vulnerable se deben promover cada vez más entre los constructores, aprovechando los esfuerzos del Gobierno por disminuir el déficit habitacional existente.

En síntesis, la oportunidad de una mayor confluencia de esfuerzos entre el sector público y privado y una innovadora apuesta del Gobierno por la consolidación del segmento VIS, son desde luego una buena noticia para aquellos segmentos de menores ingresos que buscan el acceso a una vivienda digna.

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