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Analistas 22/08/2018

Educación económica y financiera

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria
La República Más

El conocimiento y la apropiación sobre el manejo financiero de los recursos, bien sean propios o de terceros, no son temas exclusivos de las personas o empresas que poseen algún producto financiero medianamente “sofisticado”.

La educación financiera y económica (EFE), por su naturaleza y espectro, debe permear ampliamente a la población, más aún en un mundo en el que día a día se hace más exigente la toma de decisiones oportunas y eficientes.

Por ello, las estrategias que busquen fomentar la educación financiera y económica deben, entre otras, contar con un semillero mediante el cual, desde temprana edad, todas las personas puedan estar familiarizadas con los conceptos sobre la gestión del dinero, el ahorro, la inversión y las tasas de interés, por mencionar los más comunes. De allí que la EFE se configure como uno de los grandes cimientos para sustentar la mejor asignación de recursos y fortalezca, a su vez, las habilidades de las personas para tomar decisiones financieras responsables y eficientes.

El decepcionante rezago del país en las pruebas internacionales que le toman el pulso en materia de educación financiera exige acciones contundentes para fortalecerla, tanto del sector privado como del público. En cuanto al primero, desde hace varios años las entidades privadas han emprendido campañas de educación financiera intentando llegar cada vez a más población, ya sea de forma presencial o virtual, con estrategias que han incorporado el accionar gremial, las alianzas institucionales o esfuerzos individuales de las empresas.

Estas campañas, en un inicio, fueron ideadas para brindar información a los usuarios financieros sobre sus productos, pero ahora vienen trascendiendo al enfoque netamente informativo. Las necesidades de la población han llevado a las entidades a tomar la delantera para diseñar programas de formación pedagógicos y efectivos para el público en general y sus colaboradores. Este tipo de programas tienen, además, la virtud de innovar con el propósito de llegar de manera más asertiva a las nuevas generaciones, por medio de aplicaciones (apps) y redes sociales, e incorporar metodologías objetivas de evaluación que permitan estimar el impacto de las campañas en el público.

No obstante, estos esfuerzos deben ser complementados y potencializados por medio del accionar del sector público, con formulación e incorporación de políticas claras y de gran alcance. Un caso central es la implementación de la EFE de manera obligatoria y transversal en el pénsum de los colegios y universidades.

Para esto, el inicio de un nuevo gobierno se constituye en una gran oportunidad para que el sector público incorpore la extensa experiencia de las entidades privadas y de sus aliados estratégicos. Que la población en general y los empresarios reciban esta formación de manera formal, permitirá obtener ganancias permanentes, pues las personas estarán en mejor capacidad de enfrentar contingencias financieras, exigir servicios de mayor calidad, medir adecuadamente los riesgos de sus decisiones, hacer uso de los productos adecuados para cada situación, cumplir con metas y obligaciones programadas y construir seguridad financiera a mediano y largo plazo.

Aprender sobre los temas financieros no es un asunto menor, y ha sido un tema de foco e interés para muchos países. Por lo tanto, actuar decididamente en este frente nos conducirá a obtener resultados positivos en la formación de mejores hábitos financieros personales, familiares y empresariales, que permitirán promover una mejor calidad de vida en los colombianos.

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