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Analistas 20/12/2016

Doce uvas

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria
La República Más
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El año que está por terminar ha sido uno de los más difíciles que ha atravesado el país en la última década. Un año de ajustes para la economía en medio de diversos eventos inesperados. El fenómeno de El Niño, el paro camionero, la volatilidad de los mercados externos, la incertidumbre por el ruido político entorno al plebiscito, los apuros fiscales y la necesidad de una reforma tributaria han sido elementos protagónicos en el devenir económico a lo largo del año. Con todo, la economía mantuvo un crecimiento positivo que, si bien luce alentador en el contexto regional, ha dejado un cierto sin sabor dada la magnitud del ajuste. 

El balance del año y los deseos para el que está por comenzar, nos invita por supuesto a una reflexión en torno a lo que como colombianos anhelamos en el proceso de construcción de un nuevo país, hoy alimentado no solo por las esperanzas de construir cimientos de paz y reconciliación, sino también bases económicas e institucionales sólidas que fortalezcan el proceso. 

Dentro de este conjunto de deseos que enarbolan esta navidad, cuatro se desprenden del sector externo. Uno primero relacionado con que la economía mundial logre recuperar su senda de crecimiento potencial y que en el transcurso del año los países desarrollados logren superar el estancamiento secular al que se han enfrentado desde hace ya un lustro. El segundo está relacionado con la mitigación de la incertidumbre de los mercados asociada a los ruidos políticos. Continúa siendo un gran deseo, en este escenario, que el efecto Trump y el tono desafiante alimentado en la campaña se decante y vire hacia un ejercicio de centro-derecha que permita afianzar el bipartidismo que ha caracterizado las relaciones entre EE.UU. y Latinoamérica, en especial en materia comercial e inmigratoria. Anhelamos también que el crecimiento de las economías desarrolladas se dinamice para que nuestras exportaciones tomen un nuevo impulso en medio de una demanda mundial fortalecida y que el déficit en cuenta corriente, nuestra mayor vulnerabilidad externa, empiece a  normalizarse de forma sistemática.

Otros cuatro grandes deseos se desprenden de la dinámica económica local. Anhelamos, como país, un notable repunte de los sectores transables distintos al minero-energético, que la recomposición sectorial empiece a materializarse y la economía comience a converger a sus niveles potenciales en medio de una sólida estructura productiva. 

Deseamos, también, que el país logre superar los grandes retos en materia de competitividad, para lo cual luce imperativo que los cierres financieros de los proyectos de infraestructura de 4G se den con la celeridad adecuada y que en aquellos frentes en donde tenemos falencias, como en innovación y logística, continuemos avanzado de forma decidida. Que la inflación converja rápidamente a sus niveles de largo plazo de forma que la política monetaria pueda tornarse expansiva y contribuir al repunte de la demanda interna y que las nuevas condiciones tributarias vayan en la dirección de mitigar las premuras fiscales y dinamizar la inversión y el empleo.

Existen, por supuesto, otros cuatro grandes deseos en materia social. Que en paralelo con la dinamización del crecimiento, continuemos dirigiendo nuestros esfuerzos en la reducción de los niveles de pobreza.  Que las regiones más vulnerables y expuestas logren encaminar sus esfuerzos en mejorar las condiciones de vida de sus pobladores y que dramas como la desnutrición en la Guajira no vuelvan a repetirse. Que sea  2017 un año en el que continuemos avanzando en materia de educación, en solventar los grandes problemas de inequidad y competitividad en el sector agropecuario, y en el que logremos implementar correctamente los nuevos acuerdos alcanzados en La Habana con la rapidez y legitimidad que se espera. 

Finalmente, quizás como el mayor anhelo, que el corazón de los colombianos mantenga la ilusión de continuar construyendo un país próspero, incluyente, y con la justicia económica y social que todos anhelamos. Estos, mis grandes deseos para  2017, serán mis doce uvas!!!

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