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Analistas 25/10/2017

Condiciones monetarias

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

A lo largo de 2017 el país ha visto cómo las presiones inflacionarias observadas en 2016 se han ido atenuando gracias a (i) las acertadas y oportunas medidas de política monetaria emprendidas por el Banco de la República (BR), (ii) la normalización de las condiciones climáticas y (iii) la relativa estabilización de nuestra tasa de cambio. En ese sentido, el incremento progresivo de la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 2016 por parte del BR, en medio de una compleja disyuntiva entre inflación y bajo crecimiento, no solo puso cota al pronunciado aumento de los precios, sino que encausó las expectativas de cara al 2018 hacia el rango meta (2%-4%).

No obstante, dicha política procíclica del BR contribuyó a prolongar la fase de ajuste y con ello el ritmo de recuperación de la actividad productiva. Los resultados del primer semestre del presente año vinieron a ratificar los señalamientos en torno a la debilidad de la demanda interna, además de generar preocupaciones relativas al modesto desempeño de sectores como el comercio, la industria y la construcción. Este escenario se torna mucho más inquietante si se tiene en cuenta que en 2017 el crecimiento difícilmente superará 1,8%, con una modesta recuperación hacia niveles de 2,6% en 2018, muy por debajo del crecimiento potencial (hoy cercano a 3,8%).

Este proceso de desaceleración económica, aunado a la progresiva reversión de la inflación, llevó a que la autoridad monetaria iniciara desde diciembre de 2016 una serie de recortes en la tasa de intervención que ya acumula 250 puntos básicos, con el objetivo de dinamizar la demanda agregada y suavizar el ciclo económico. Los canales de transmisión, con sus rezagos naturales, han venido funcionando y de allí que las tasas de interés en los segmentos comercial, microcrédito y consumo hayan caído 320, 119 y 87 puntos básicos entre diciembre 2016 y septiembre 2017, respectivamente. Esto, por supuesto, permitirá, de forma progresiva, dinamizar los canales de inversión.

Si bien hoy persisten inquietudes relacionadas con el verdadero carácter expansivo de la política monetaria y el eventual espacio de profundización a la luz de las actuales condiciones monetario-cambiarias, lo cierto es que hoy el ciclo bajista de la TPM, en conjunción con la estabilidad de la tasa de cambio y el anclaje de las expectativas de inflación, ha llevado a que actualmente las condiciones monetario-cambiarias luzcan relativamente neutrales.

Sin embargo, con base en las perspectivas en materia cambiaria y de tasas de interés del grueso del mercado, las condiciones monetarias empezarán moverse hacia terreno neutral-expansivo en el corto plazo, un hecho que se daría en paralelo con un mayor dinamismo en materia crediticia. Estas sendas evidencian que, en efecto, aún existe espacio para que el BR profundice, bajo un prudente esquema de monitoreo, el ciclo de reducciones en la tasa de intervención, lo que le permitiría llevar la TPM a lo largo del próximo año quizás hacia niveles de 4,5%.

Esta trayectoria, desde luego, se daría con mayor celeridad en caso que la inflación converja más rápidamente hacia el punto medio del rango meta y la tasa de política monetaria encuentre mayores espacios de reducción. Tasas de interés por encima de aquellos niveles proclives a sendas expansivas no solo irían en contravía de la naturaleza anti cíclica de la política monetaria, sino que comprometerían la dinámica de recuperación de la actividad productiva.

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