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Analistas 25/06/2015

Llamado urgente a la unión - laudato si

Sandra I. Fuentes Martínez
Directora Grupo SAF- Colombia
La República Más
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Desde hace varias décadas, se ha expuesto el creciente deterioro del medio ambiente. Frente a esta alerta se ha esperado que los gobiernos tomen decisiones radicales para enfrentar esta problemática, pero a veces prevalece el bien particular sobre el bien común. Por otra parte, algunas organizaciones han iniciado programas de sostenibilidad ambiental; pero esto no es suficiente, porque lo que deben modificar son los procesos en su cadena de valor e incorporar una cultura ecológica. 

Adicionalmente, existen estudios, estadísticas, fotografías esclarecedoras de la degradación del medio ambiente. Pero no se ha logrado generar un nuevo estado de conciencia por el bien común. Hace menos de una semana, ocurrió algo histórico que esperamos marque un antes y un después en relación con esta toma de conciencia y fue la presentación de la Carta Encíclica Laudato si.

La diferencia con otras reflexiones e iniciativas es que ésta se basa en un cambio que busca la unión, el Papa Francisco hace un llamado urgente a “proteger nuestra casa común que incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral”.

Este enfoque de unión por lo común es incluyente y busca el involucramiento y el concurso de todos. A través de las 190 páginas de esta encíclica, encontramos reflexiones, argumentos, implicaciones a futuro y propuestas para aplicar cotidianamente. 

Esta encíclica inicia con un recuento de los aportes y reflexiones que han realizado algunos de sus predecesores que han estado unidos por una misma preocupación, y presenta su llamado específico al diálogo “hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos.” De igual manera, evidencia que se han realizado esfuerzos pero los grandes obstáculos han sido la falta de interés, la actitud de resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. El gran llamado es “necesitamos una solidaridad universal nueva” y la solución es lo que denomina una “audaz revolución cultural” en todo el mundo.

Con el lenguaje claro, cercano y certero que caracteriza al Papa Francisco, presenta en tres capítulos: lo que ésta pasando en nuestra casa, el evangelio de la creación y la raíz humana de la crisis ecológica. 

Esta encíclica es integral, aborda aspectos científicos, sociales, culturales, económicos, políticos, tecnológicos, así como humanos y espirituales, y particularmente llama la atención en la inequidad “el ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social”.

En este sentido, las organizaciones deben asumir de manera diferente su desarrollo, competitividad y productividad porque su vocación debe estar orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo en función del servicio al bien común.

Tenemos ante nosotros una gran oportunidad de pasar de la reflexión a la acción y crear una nueva cultura ecológica para no seguir trasladando la responsabilidad a otros o esperando que otros inicien acciones. Debemos tener un nuevo estilo de vida más espiritual, basado en valores y pensando en el bien común para trascender y así hacer viable y asegurar nuestra casa para que las generaciones futuras sean sostenibles.

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