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Analistas 29/07/2015

Regionesy ciudades

Rodrigo Botero Montoya
Exministro de Hacienda
La República Más
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Un rasgo característico de la economía colombiana es la importancia que tiene la diversidad regional.  Si bien es algo que se da por sentado como parte inherente a la estructura física del país, es un distintivo que ha desempeñado un papel primordial en la conformación de la nacionalidad.  En gran parte, esa diversidad se origina en una topografía de la cual surgen diferencias de clima, de suelos y de vegetación.  La biodiversidad que disfruta Colombia es el resultado de la variedad de pisos térmicos que van desde el nivel del mar, hasta los páramos.   Otros factores que han contribuido a la diversidad regional incluyen la forma en que se hicieron los asentamientos poblacionales, los cultivos que se introdujeron, la proximidad a los puertos marítimos y la mayor o menor receptividad a la inmigración.

El relativo aislamiento geográfico, causado por un sistema precario de vías de comunicación, se tradujo en una diferenciación económica, gastronómica y musical entre las respectivas regiones.   El eventual establecimiento de una red nacional de transporte y la mejoría en los medios de comunicación, han ayudado a atenuar los aspectos conflictivos de las rivalidades regionales.   Sin embargo,  diferencias en el nivel de inversión en capital humano y en la calidad del tejido empresarial, siguen marcando los contrastes en el dinamismo económico y el bienestar social de las principales regiones del país.

Los procesos de urbanización y de inmersión en la economía internacional han conducido al surgimiento de centros preponderantes, que en conjunto con sus áreas de influencia circundantes, constituyen las denominadas ciudades-región.  Estas entidades han adquirido un protagonismo creciente en la competencia internacional por abrir mercados, promover inversiones, adquirir tecnología y por atraer y retener talento.  La emulación entre las distintas ciudades-región puede convertirse en un eficaz mecanismo de superación, y de búsqueda de mejores prácticas en el diseño de los programas regionales de desarrollo. 

Las políticas públicas de infraestructura y comercio exterior influyen sobre las perspectivas de crecimiento de las regiones.  El cambio del modelo de sustitución de importaciones, por uno de promoción de exportaciones, beneficia más que proporcionalmente a las regiones cercanas al litoral marítimo.  Barranquilla y otras ciudades de la Región Caribe han sabido aprovechar las ventajas de su localización geográfica para atraer inversionistas del interior del país y del exterior.  Las decisiones de los dirigentes empresariales y cívicos condicionan la actividad económica regional.  A pesar de la cercanía entre las tres ciudades del Eje Cafetero, Manizales, Pereira y Armenia le asignan distintas prioridades a la industria, al comercio y al eco-turismo.

La experiencia de las ciudades-región de nivel internacional, como Barcelona o Toronto, permite identificar los elementos comunes de una estrategia exitosa de desarrollo.  Éstas incluyen: el énfasis sobre la excelencia del sistema educativo a todos los niveles; los aspectos habitacionales, de movilidad, culturales, y de recreación, que determinan la calidad de vida urbana; la conexión con el resto del mundo; y el compromiso de las élites empresariales y cívicas con la eficacia de la administración local.
 

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