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Analistas 22/11/2014

La verdad sobre la inflación en Argentina

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Si alguien ha estado siguiendo la triste historia de los “sabedores de la verdad” sobre la inflación en Estados Unidos, está al tanto que una variedad de gente (multimillonarios iracundos como el gerente del fondo de inversión Paul Singer, aspirantes a eruditos económicos como Niall Ferguson, etc.) ha afirmado durante los últimos años que la información estadística oficial subestima enormemente la inflación en Estados Unidos. Hay múltiples formas de demostrar que esto es un disparate, pero una de las más fáciles es señalar los datos de los Mil Millones de Precios (disponibles aquí: bpp.mit.edu), recabados independientemente a partir de precios en Internet, y notar que aunque no coinciden exactamente con el Índice de Precios al Consumidor oficial (la canasta de alimentos que se vende en Internet no coincide exactamente con la cobertura del IPC), no hay una discrepancia persistente importante.

¿Esto significa que siempre podemos confiar en los gobiernos? Por supuesto que no.

El Buró de Estadísticas Laborales de Estados Unidos rechina de limpio, y si sabe algo sobre su funcionamiento entonces comprende que sería imposible ponerlo bajo severa presión política sin que el hecho sea obvio. Pero esto no va a ser así todas las veces en todos los lugares.

De hecho, el Proyecto de los Mil Millones de Precios debe sus orígenes a cuestionamientos sobre las cifras de inflación en Argentina. InflacionVerdadera.com fue creado en 2007 como alternativa para las dudosas estadísticas oficiales del gobierno; esto llevó al Proyecto de los Mil Millones de Precios y a su descendencia, PriceStats, que sigue produciendo estimados independientes de la inflación argentina. Según estos datos, Argentina realmente parece tener una inflación mucho más alta que la que admite el gobierno.

¿Entonces qué está pasando? Básicamente, Argentina, habiéndose beneficiado enormemente de políticas heterodoxas luego del colapso en 2001de su consejo monetario, siguió siendo heterodoxa demasiado tiempo, y ahora está experimentando problemas clásicos de países en desarrollo, con un persistente déficit presupuestal que es monetizado porque el país carece de acceso a mercados de capital, lo que a su vez está llevando a una inflación persistente y a problemas de balanza de pagos.

Si alguien empieza a gritar que estoy siendo inconsistente al decir que el gasto deficitario y la impresión de dinero son un problema en Argentina, porque son las mismas políticas que me gustaría ver en Estados Unidos, la respuesta es: sí, son las mismas, porque la economía estadounidense está en una trampa de liquidez y sufre de una persistente ausencia de demanda, mientras que Argentina está sobrecalentada.

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