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Analistas 15/08/2015

China devalúa el yuan

Pascal Rohner
Director de Inversiones de In On Capital
Analista LR
La República Más
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En los últimos dos días, el CNY (yuan) se ha devaluado un 3%. Comparado con monedas de otros países emergentes, eso no es algo extraordinario. Pero en el caso de China, vimos los dos movimientos diarios más importantes desde 1994, después de que el banco central de China (PBoC, por sus siglas in inglés) estableciera un nuevo mecanismo para la fijación del tipo de cambio, con el objetivo de incorporar las fuerzas del mercado para su determinación. 

¿Internacionalizar o devaluar? 

En relación al motivo del movimiento, dos son las principales hipótesis. La primera, y versión oficial del gobierno chino, argumenta que la devaluación no es un objetivo sino la consecuencia de internacionalizar el CNY y convertirlo en una divisa mundial, gracias a un nuevo sistema de fijación del tipo de cambio más flexible y libre. En concreto, una de las metas del gobierno chino es la inclusión del CNY en la cesta de monedas del FMI (actualmente compuesta por el USD, EUR, GBP y JPY). La otra de las hipótesis explica que el verdadero objetivo del gobierno es la devaluación de su moneda, para impulsar la economía y exportaciones del gigante asiático. De esta manera, la internacionalización de la moneda sería simplemente una coartada.

Una devaluación agresiva tendría consecuencias negativas

Para China, los efectos económicos de la devaluación actual no deberían ser importantes. 

De hecho, a pesar de que para el CNY estos movimientos diarios sean, en términos históricos, muy importantes, no hay que olvidar que en los últimos 12 meses, el CNY se ha apreciado un 13% frente a la cesta de monedas de sus socios comerciales. La devaluación de 3% podría suavizar el efecto negativo de la reciente fortaleza del CNY sobre las exportaciones y ayudaría a impulsar la inflación, actualmente en niveles muy bajos. 

Sin embargo, en caso de que estemos ante el principio de una devaluación del CNY más agresiva, las consecuencias serían muy significativas. Una fuerte variación del valor del yuan mejoraría la competitividad de las exportaciones chinas, afectando el orden del comercio internacional. 

Además, como principal comprador de las materias primas del mundo, la caída del CNY presionaría a la baja los precios de las mismas, ya que se negocian en dólares. Por otro lado, una devaluación significativa también tendría consecuencias negativas para China. 

La caída del CNY aumentaría la carga de la deuda en dólares de las empresas chinas, que desde 2008 se ha multiplicado por 6. 

Además, aumentaría la incertidumbre sobre la evolución del CNY, cuya estabilidad ha sido uno de los factores que han contribuido al crecimiento económico y robustez financiera del país. 

En el apartado psicológico, si los mercados interpretan que la devaluación del CNY es un movimiento a la desesperada del gobierno chino para impulsar una economía mucho más debilitada de lo que inicialmente sospechan los mercados, se potenciarían los efectos negativos sobre las materias primas, los emergentes y los activos con exposición a China, a la vez que podría congelar el apetito por los activos de riesgo en general. 

Todavía es pronto para saber en cuál de los escenarios nos encontramos (devaluación suave o agresiva), por lo que tendremos que estar muy atentos a los próximos movimientos del PBoC, ya que la información que ha dado la autoridad monetaria es confusa. 

Si el yuan se estabiliza, es probable que los activos de riesgos reboten con fuerza. Pero si la devaluación del yuan termina siendo mucho más sustancial, la afectación podría ser mucho más grave. 
 

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