MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
La volatilidad reciente de los entornos macroeconómicos debido a que monedas como el real brasilero, el peso argentino y el peso colombiano se han devaluado más de 60% hace que escoger el momento en que se hacen las transacciones de fusiones y adquisiciones sea cada vez más importante. Muchos de los gerentes, juntas directivas y accionistas que se esmeran en ejecutar a la perfección estrategias de expansión se encuentran con que a pesar del gran esfuerzo y rigor con el que planean, seleccionan y ejecutan sus transacciones, estas terminan resultando fiascos a nivel financiero porque se realizan cuando los entornos macroeconómicos no son los indicados. Así mismo, muchas decisiones de expansión o desinversión terminan siendo acertadas por el momento en que se toman.
A manera de ejemplo, el martes pasado, el presidente de la cadena Éxito, Carlos Mario Giraldo, defendió la adquisición por parte de la empresa que él lidera de la cadena de supermercados Pao de Açucar, con presencia en Brasil, Argentina y Uruguay, argumentando la solidez de sus fundamentales. Según Giraldo entrar al mercado brasileño a los múltiplos Ebitda de hoy (6,7 x) y con el entorno macro de Brasil es una oportunidad que tiene poca probabilidad de volverse a presentar. Así mismo la adquisición de Vulcan realizada en enero 2014 por Cementos Argos en Estados Unidos se realizó a una tasa de cambio inferior a $2.000 por dólar de manera que hoy en día su valor en pesos colombianos se ha incrementado en más de 60%, únicamente por el efecto de la tasa de cambio.
Sorprendentemente, ahora que la moneda estadounidense ha tocado la cota de los $3.000 y las inversiones en algunos sectores prometedores de la industria colombiana se vuelven atractivas para los inversionistas con moneda dura, los flujos de capital se han secado, tal vez por el miedo a una depreciación mayor o a un alza significativa de los impuestos que necesita el fisco para cerrar la brecha del déficit fiscal. Sin embargo, si bien la devaluación puede continuar, hay consenso entre los analistas que el mayor declive de la moneda ya pasó y que al Gobierno le es difícil incrementar más los impuestos a las empresas sin tomar riesgos de matar las gallinas de los huevos de oro.
Otra empresa que ha tenido un manejo ejemplar en coordinar sus inversiones y desinversiones con los entornos macroeconómicos es EPM. Con transacciones como la fusión de UNE generó fondos en moneda extranjera a tasas de cambio inferiores a $2.000 que invirtió en países en los cuales las monedas no se ha devaluado en la misma medida como Chile, generando ganancias suficientes para financiar las megaobras de Medellín y compensar el impacto en sus resultados por la hidrología presente a raíz del Fenómeno de El Niño. El estudio riguroso de los entornos macroeconómicos le permite a EPM optimizar en cada transacción el valor para sus accionistas.
En contraposición aquellas compañías que invirtieron en Colombia a tasas inferiores a $2.000 habiendo tenido la oportunidad de mantener sus fondos en el extranjero o invertir en países cuya moneda no se ha devaluado tan drásticamente, deben preguntarse cuando, en el largo plazo, se recuperarán de los efectos nocivos de la devaluación en su inversión. Calibrar los ciclos de inversión de las compañías con los entornos macroeconómicos ya no puede considerarse una cuestión de suerte sino como el principal creador de valor en las transacciones de las compañías inteligentes.